Este recién pasado 20 de abril se cumplieron 140 años del natalicio de la copiapina María Griselda Hinojosa Flores, primera farmacéutica del país y parte del primer grupo de mujeres en recibir un título universitario en Chile. Radical, librepensadora, positivista y feminista, fue una pionera en todo el sentido de la palabra.

"La mujer cegada, vedada de la luz, abstraída en las tiniebla que oscurecen el mundo, logrará mediante la práctica de la filosofía positiva obtener el lauro feliz que le augura victoria i le muestra espedita la vida", fue uno de los visionarios pensamientos que dejó para las nuevas generaciones.

Hoy Griselda Hinojosa, a pesar de que hace pocos años era prácticamente una desconocida en su propia tierra -el libro "Griselda… la olvidada", publicado en 2006 por Raúl Álvarez y Enriqueta Flores, justamente buscaba ponerla en el lugar que merece-, cuenta con cada vez más reconocimiento, prueba de lo anterior es que serán investidos con su nombre una plaza en la nueva etapa del Parque Kaukari y la farmacia municipal de Copiapó, lo que sin dudas impulsará, sobre todo a las y los más jóvenes, a conocer más de su obra.

El Fondo María Graciela Hinojosa Flores, que es parte del Archivo Mujeres y Género, resguardado por el Archivo Nacional, ha sido fundamental para desarrollar ejercicios de memoria comunitarios, que nos han permitido descubrir nuevas facetas, ampliar sus aportes y reinterpretar la historia regional con perspectiva de género. Con lo anterior ponemos en valor a la archivística como una herramienta al servicio de los movimientos sociales, permitiendo sistematizar experiencias en base a diálogos intergeneracionales.

Este camino que hemos abierto desde el Servicio Regional del Patrimonio Cultural, a través del Archivo Regional, es parte de nuestra función pública que nos mandata a proteger la gestión documental y permitir el libre acceso a los archivos, una tarea que junto a investigadoras/es, instituciones patrimoniales, comunidades educativas, colectivos feministas, medios de comunicación y otros actores, debe seguir fortaleciéndose para revertir la invisibilidad histórica de mujeres y diversidades sexuales, por lo mismo es que el mejor homenaje en la conmemoración de un nuevo natalicio de Griselda Hinojosa es seguir poniendo en valor su legado.

Los resultados de la última edición de la encuesta mundial de Ipsos "What Worries the World?" correspondiente a marzo de 2025 han encendido una luz de alerta sobre el estado de ánimo económico de la población chilena. Un contundente 73% de los encuestados considera que la situación económica del país es mala, y el mismo porcentaje cree que Chile va por el camino equivocado. No son solo cifras; son síntomas de un profundo malestar social y de una desconfianza creciente hacia la conducción económica del país.

Este deterioro en la percepción ciudadana tiene múltiples explicaciones. La persistencia de la inflación, el temor al desempleo, la ralentización del crecimiento y la falta de certezas en la inversión han ido configurando un clima de incertidumbre que afecta directamente a los hogares, a los pequeños y medianos empresarios, y al desarrollo general del país. Cuando el costo de la vida no cede, el empleo se vuelve inestable y los ingresos no alcanzan, es natural que la gente se sienta desprotegida.

Si bien es cierto que la economía mundial atraviesa momentos complejos -marcados por conflictos geopolíticos, guerras comerciales, y tensiones inflacionarias-, eso no exime de responsabilidad a los gobiernos nacionales, que deben anticiparse, actuar con sentido de urgencia y ofrecer certezas. En el caso chileno, el problema no ha sido solo externo: las señales contradictorias, la falta de acuerdos estructurales y el exceso de diagnósticos sin ejecución han contribuido a que la ciudadanía sienta que no hay un rumbo claro.

En el último mes, según Ipsos, la preocupación por el desempleo en Chile aumentó seis puntos, llegando al 33%, mientras que la inquietud por la inflación también subió, alcanzando el 27%. Aunque ambas cifras aún se mantienen por debajo del promedio regional y global, la tendencia al alza es preocupante. A ello se suma una leve pero persistente alza en la preocupación por la pobreza y la desigualdad.

Es momento de hablar con franqueza: no estamos frente a un simple ciclo económico bajo, sino ante una crisis de expectativas que puede afectar seriamente las confienzas.