El Tribunal Supremo Federal de Brasil decidió ayer, por unanimidad, abrir un proceso penal contra el expresidente Jair Bolsonaro y otros siete acusados por supuestamente tramar un golpe de Estado.
El líder ultraderechista será juzgado por dirigir, presuntamente, una conspiración que buscó anular la victoria electoral del actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva, en 2022, mediante una intervención militar.
De esta forma, los cinco jueces de la Sala Primera del Supremo votaron por aceptar la denuncia tras conocer los detalles de la investigación, expuestos la víspera por la Fiscalía, y escuchar los argumentos de la defensa del líder ultraderechista.
Bolsonaro y los otros 7 acusados, entre los que hay militares de alto rango y ministros de su Gobierno, fueron denunciados por abolición violenta del Estado democrático de derecho, intento de golpe de Estado, implicación en organización criminal armada, daño calificado y deterioro de patrimonio.
El magistrado Alexandre de Moraes, instructor del caso y primero en votar consideró que hay "materialidad" e "indicios razonables" en la acusación que presentó la Fiscalía. Agregó que Bolsonaro fue líder de la trama golpista, y dijo que la denuncia detalló la participación del ex jefe de Estado en los actos citados.
Al argumentar en la audiencia, el juez instructor reconoció el liderazgo del exjefe de Estado en la presunta trama golpista y dijo que los hechos fueron descritos "en forma detallada" y "satisfactoria" por la Fiscalía.
"Tuvimos un intento de golpe de Estado violentísimo (...) una violencia salvaje, con petición de intervención militar para un golpe de Estado", dijo De Moraes.
El juez sostuvo que "la organización criminal siguió todos los pasos necesarios para derrocar al Gobierno legítimamente elegido" en un objetivo que "no se concretó" por "la resistencia de los comandantes del Ejército y la Fuerza Aérea a las medidas de excepción".
Bolsonaro
Por su parte, el expresidente brasileño Jair Bolsonaro afirmó que están acelerando el proceso en su contra para impedirle disputar las elecciones presidenciales de 2026 en las que, afirmó, nadie lo vencería. "Tienen prisa, mucha prisa", dijo Bolsonaro en sus redes sociales.
Añadió que el proceso en su contra "avanza a una velocidad 14 veces mayor que el Mensalão", contra el entonces presidente Lula da Silva por corrupción en su primer mandato, "y 10 veces más rápido que el de Lula en el Lava Jato", el de desvíos en la petrolera Petrobras.
El exmandatario aseguró que la propia prensa admite que esa prisa no obedece a razones jurídicas, sino políticas, ya que el tribunal intenta impedir que el juicio se extienda hasta 2026, cuando será año electoral.
"Quieren impedir que yo llegue libre a las elecciones porque saben que, en una disputa justa, no hay ningún candidato capaz de vencerme", dijo Bolsonaro.
Bolsonaro siguió el segundo día de la audiencia en el despacho de su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, y tras conocer la decisión, hizo una declaración a la prensa durante una hora, pero no aceptó preguntas.
Refutó los cargos que se le imputan y cuestionó la imparcialidad de los jueces, a los que acusó de tener motivaciones "personales" contra él, y que el juez instructor del caso, Alexandre de Moraes, montó una "historietilla" para acusarlo.
Asimismo, admitió que, tras las elecciones de 2022, discutió con comandantes militares "hipótesis" para declarar el Estado de sitio y de defensa, pero defendió que estos escenarios están previstos en la Constitución. "Discutir dispositivos constitucionales no es crimen", apuntó.
Por su parte, el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, que lidera el presidente, aplaudió la decisión del tribunal: "Es un momento único en nuestra historia, dijo.