En su celebérrima novela El Proceso, Franz Kafka recoge las atribulaciones de K en el inefable proceso judicial seguido en su contra, donde recibe una premonitoria advertencia por parte de un sacerdote: "Interpretas mal los hechos, la sentencia no se pronuncia de una vez, el procedimiento se va convirtiendo lentamente en sentencia"
54 años después el criminólogo Malcolm Feeley publicó su señero libro "El proceso es el castigo", donde explica luego de un extenso trabajo etnográfico la ausencia de un debido proceso en más de 1600 casos que estudió en New Haven, donde la celeridad de las audiencias junto con el incentivo perverso de los procedimientos negociados, el desdén por la libertad de los imputados sumado a las decisiones de jueces y fiscales definidas por razones de índole extrajurídico y nutridas de múltiples estereotipos, distaban de manera pasmosa de la existencia de una justicia penal racional.
En nuestro país sucede algo similar, la proliferación de denuncias y la utilización maximalista de la herramienta penal profusamente exhibida en los medios de comunicación, provoca de manera casi automática que cualquier persona investigada por una denuncia veraz o inverosímil, he ahí el riesgo pavoroso, se convierta en culpable sin sentencia con la consabida exposición en redes sociales y plataformas reales o fake, a la usanza de la laceración pública premoderna con la cual Foucault comienza con maestría el imprescindible Vigilar y Castigar.
Sumado a lo anterior, el uso desmesurado de la prisión preventiva, la pulsión por el encierro en todas sus formas, despojando a estas personas de sus redes familiares, sus trabajos, su dignidad, su salud, de su libertad obviamente, alejan cualquier atisbo de la otrora fundamental presunción de inocencia. Derechos fundamentales decaídos por la imposición del control ambicioso de los cuerpos y el tiempo. Parece desafortunadamente no ser el momento para hablar de derechos humanos en el ámbito penal cuando se repite majaderamente "el que nada hace nada teme" y que con eso bastaría, siendo el problema finalmente que el espacio para dilucidar si una persona realizó algo penalmente relevante hoy es tierra baldía. No hay razón, ni derecho, ni proporcionalidad que pueda fecundar ahí.
Son tiempos complejos para la libertad y el Derecho, para la ecuanimidad, donde la justicia penal ha devenido en la gestión eficiente del castigo y el proceso en una sentencia de facto, como en aquel pasaje de Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, donde la Reina Blanca dice: "Primero el castigo, después el juicio".
La importancia de cuantificar el impacto
realizado en materia de infancia
Un discurso tan repetido como cierto es que los jóvenes son el futuro de la sociedad. En este sentido, brindar espacios protegidos a niños y niñas, y promover su desarrollo íntegro en ambientes marcados por la sana convivencia es una responsabilidad que nos compete a todos y todas.
Es por esto que, desde la vereda de Fundación Fútbol Más en Atacama, cuantificar el impacto realizado en materia de infancia, por medio de sus intervenciones en barrios y escuelas, es primordial tanto para una retroalimentación que apunte hacia la mejora continua como para analizar el alcance y el beneficio que ha brindado a las niñeces de nuestra región en el periodo ejecutado en el 2024.
En este sentido, concretamente, tuvimos 12 programas activos durante el año pasado, donde más de 550 niños, niñas y jóvenes participaron hasta noviembre de 2024 en tres comunas de la región (Caldera, Copiapó y Tierra Amarilla), a comparación de los 4 programas activos en 2023, realizados únicamente en la comuna de Tierra Amarilla.
Así, por medio de difusión y llegadas al barrio, sesiones sociodeportivas y trabajo con la comunidad, en el programa Barrios, y trabajo de codocencia y con la comunidad escolar, en el programa Escuelas, la Fundación Fútbol Más logró triplicar su alcance en la región de Atacama por medio de sus intervenciones en el 2024.
Por supuesto, esto no sería posible sin las alianzas colaborativas que permitieron materializar las herramientas y metodologías que entrega la Fundación Fútbol Más para transformar la realidad de cientos de niños, niñas y jóvenes en la región de Atacama por medio del juego y el deporte.
Por esto, la importancia de cuantificar los esfuerzos realizados para seguir promoviendo espacios protegidos para la infancia radica en reflejar los frutos de un compromiso real con este discurso que nos permita avanzar en esta materia y generar un llamado a la acción en la esfera pública y privada, así como en la sociedad civil, en medio de la crisis de seguridad que atraviesa nuestro país y afecta, desde luego, a la infancia, por quienes debemos seguir luchando por lograr su bienestar y desarrollo integral.