La semana pasada la municipalidad de Copiapó realizó un operativo de seguridad, que incluyó sacar las carpas de la Plaza de Armas que se había convertido en una especie de hostal, en una práctica muy recurrente en los últimos años.

La acción llega tras las lógicas quejas de la ciudadanía que pide más intervención en puntos que deberían ser de tránsito y de esparcimiento y no para dormir.

Sin embargo, siempre en este tema se instala el debate del trasfondo social.

Hay que partir de la base que para recuperar la ciudad, estos desalojos se hacen necesarios o sino la capital regional y otras comunas se transformarían en un desorden total y eso nadie lo quiere.

Pero ¿debemos mirar hacia el lado cada vez que alguien no tiene dónde dormir? ¿qué pasa cuando hay niños?

La pobreza tiene muchas caras y las más "problemáticas" terminan siendo las de aquellos que invaden espacios como la Plaza de Armas, pero esto puede ser un tanto injusto porque hay personas que se toman casas de personas o se toman terrenos sin mayor drama. Incluso aquellos que tienen segundas viviendas gozan de que nadie los moleste a la espera de normalizarlas.

Como se ha mencionado, es indispensable que las ciudades cuenten con un ordenamiento territorial que sea un lujo y ello implica sacar a los carpsitas, pero es imprescindible que no haya una criminalización especialmente cuando hay menores de edad que pernoctan en estos sitios.

Debemos afrontar aquellas realidades que nos chocan de frente día a día con suficiente altura de miras y eso implica reconocer que la lucha por reducir el déficit habitacional es muy compleja y que el desborde de carpistas tiene mucho que ver con esto.

Las políticas públicas son un conjunto de acciones, decisiones, normas e intervenciones que el gobierno lleva a cabo para solucionar o prevenir problemas que afectan a la sociedad. Es el resultado de un proceso de toma de decisiones que implica reconocer un problema, decidir que necesita una solución y determinar la mejor forma de resolverlo.

En Chile y en especial en Atacama, hemos sido testigo de numerosos casos de maltrato y tenencia irresponsable en la prensa. En más de una ocasión, como gremio, hemos sido consultado para dar nuestra visión y opinión; hemos sido enfáticos en señalar que los órganos de administración del Estado no están aportando o no dan prioridad al fomento de la tenencia responsable de mascotas. No hay que tener una mirada reduccionista, porque el efecto de la tenencia irresponsable de mascotas afecta gravemente a las personas, los ecosistemas y los animales.

Es importante generar conciencia en nuestra sociedad. Como Colmevet, estamos generando de manera reservada las instancias para un trabajo colaborativo con las autoridades de Atacama. Lamentablemente, este trabajo muchas veces se siente infructuoso debido a que los gobernantes no reconocen el problema y, si no es un problema, no habrá propuesta de solución.

El año pasado estuvimos esperando respuesta de la Municipalidad de Caldera, a quienes ofrecimos nuestra colaboración para mejorar las condiciones aberrantes de su canil. Sin embargo, para su edil y concejo pareció no ser importante, decidiendo no aceptar nuestra asesoría profesional. En tanto, en acuerdo con el actual Gobernador de crear una mesa de trabajo multisectorial para enfrentar los problemas de abandono y maltrato animal, han pasado meses para una convocatoria y falta de respuesta a nuestros llamados y correos.

Como Colmevet Atacama solo esperamos que nuestras autoridades entiendan que buscamos solucionar un problema que, al parecer, no es una prioridad, pero que afecta directamente no solo al bienestar de los animales, sino a nuestra comunidad en diversas dimensiones. No queremos más apariciones en medios con comunicados que rechazamos y castigamos el maltrato, queremos evitar que estos sigan sucediendo.