El año 2024 trajo avances significativos para la región de Atacama, especialmente en términos de reactivación económica, impulsada por el sector minero, lo que permitió un crecimiento del 6,1% en el PIB regional. Sin embargo, persisten desafíos en conectividad, seguridad hídrica y acceso a servicios básicos, entre otros. El año 2025 se vislumbra como un período clave para consolidar el desarrollo de nuestra región, equilibrando crecimiento económico, equidad social y sostenibilidad ambiental.
Ante la volatilidad de los precios de los minerales. Es fundamental impulsar nuevas áreas productivas como la energía renovable y el turismo sustentable, aprovechando el potencial de la región. Proyectos de energías limpias consolidarán el liderazgo de Atacama en la transición energética nacional y contribuirán a mitigar los efectos socioambientales de las actividades productivas.
En materia de infraestructura y conectividad, durante 2025 se avanzará en proyectos clave: entre los que destaca la doble vía Caldera-Antofagasta, modernización de caletas como Obispito y Chañaral de Aceituno, y la implementación del sistema RED de transporte público 100% eléctrico en Copiapó. Proyectos que no solo fortalecerán la actividad productiva, sino que sin lugar a dudas mejorarán la calidad de vida de las comunidades.
El acceso al agua sigue siendo un reto, en 2024, logramos recuperar el cauce del río Copiapó y se declaró el Parque Kaukari como el primer humedal urbano de la provincia, además de expandir la red de estaciones meteorológicas, fortaleciendo la capacidad de respuesta ante eventuales lluvias. En 2025, se continuará con la recuperación de tramos del río en Tierra Amarilla, reflejando el compromiso de abordar la gestión hídrica como eje central de las políticas regionales para así heredar una tierra próspera a las futuras generaciones.
En salud y vivienda, 2025 marcará hitos relevantes. El proyecto del Centro Oncológico comenzará su construcción, brindando una atención especializada y reduciendo la necesidad de trasladar pacientes a otras regiones. Además, se avanzará en centros de salud mental comunitarios, postas rurales y laboratorios de salud laboral y ambiental. En vivienda, el Plan de Emergencia Habitacional muestra un 61% de avance, con 4585 viviendas entregadas y 3205 en construcción. Se sumarán 218 nuevas viviendas durante 2025. Es fundamental que el crecimiento se refleje en mejoras concretas para las comunidades más vulnerables.
En seguridad, se ha fortalecido la agenda legislativa, con más de 50 proyectos de ley despachados y se entregaron 17 nuevos carros policiales en nuestra región. Para 2025, se implementará el Ministerio de Seguridad Pública y se avanzará en el proyecto de la nueva cárcel El Arenal, contribuyendo a una gestión más eficiente de la seguridad regional.
Finalmente, el gobierno reconoce la importancia de la participación ciudadana para construir una región más justa y cohesionada. El desarrollo de Atacama debe reflejar las necesidades de sus habitantes, fomentando el diálogo y la colaboración. Por tal razón el 2025 debe ser un año de consolidación para Atacama, donde la región se proyecte como un motor de desarrollo sostenible y equitativo. La clave estará en abordar estos desafíos con una visión integral y colaborativa, que ponga en el centro a las comunidades y sus territorios. De esta forma, construiremos la región que sus ciudadanos merecen.
Gobernanza regional para la Educación Técnico-Profesional: Clave del desarrollo sostenible de Atacama 2050
Nuestra región vive un momento crucial para su desarrollo económico y social; y uno de los desafíos más importantes que enfrentamos al respecto, es la necesidad de contar con una fuerza laboral calificada y capacitada, capaz de responder a los requerimientos productivos del territorio. En especial, a las demandas del sector minero industrial.
Es aquí donde la Educación Técnico-Profesional (ETP) juega un papel fundamental como la llave para desarrollar esas capacidades y competencias que permitirán insertarse a nuestros jóvenes en el mercado laboral local. En el caso de la minería, es posible observar en la actualidad, un significativo compromiso de las compañías por implementar iniciativas vinculadas a la educación, la empleabilidad y el desarrollo de la fuerza laboral regional. Sin embargo, al tratarse de iniciativas aisladas, no han logrado satisfacer las expectativas de los actores implicados ni progresar en la disminución de brechas.
Es clave entonces, instalar una gobernanza adecuada y una hoja de ruta que defina una ETP efectiva, con una visión y estrategia enfocada en reducir estas brechas con la coordinación y colaboración de los diferentes actores involucrados, desde el Estado y las instituciones educativas hasta las empresas y la comunidad.
De esta manera, una gobernanza regional ETP con foco en minería tendría que considerar una hoja de ruta que permita articular y gestionar tales esfuerzos en desarrollar una oferta educativa pertinente y de calidad que, en el mediano plazo, consiga abrir oportunidades a la innovación y la investigación aplicada y mejorar la empleabilidad y la inserción laboral de las nuevas generaciones egresadas.
Y, en ese sentido, tal gobernanza debiera avanzar con miras al año 2050 abordando herramientas eficientes que contribuyan a fomentar la colaboración entre actores públicos y privados, invertir en infraestructura y tecnología de vanguardia y desarrollar programas de capacitación y formación continua, que permitan atender desafíos como la transformación digital y la automatización, la transición hacia una economía circular y el desarrollo de habilidades blandas y competencias transversales para el crecimiento económico de Atacama y su gente.