En un mundo donde el cliente tiene más opciones que nunca, las ventas tradicionales se están quedando obsoletas. Hoy, las personas no buscan productos genéricos ni experiencias estándar; exigen soluciones diseñadas específicamente para ellos. Aquí entra en juego un concepto que está transformando el panorama comercial: la hiperpersonalización.
La hiperpersonalización, impulsada por tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el análisis de big data y la automatización, permite a las empresas conocer a sus clientes con una precisión sin precedentes. No se trata solo de utilizar el nombre del cliente en un correo electrónico; estamos hablando de anticipar sus necesidades, comprender sus deseos y ofrecerles productos o servicios antes de que sepan que los necesitan.
En Chile, las empresas están empezando a adoptar esta tendencia, pero el camino aún es largo. Si bien sectores como el retail, la banca y las telecomunicaciones han comenzado a implementar estrategias de hiperpersonalización, muchas pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan gran parte del motor económico del país, aún están explorando su potencial. Esto plantea una pregunta fundamental: ¿cómo puede la hiperpersonalización beneficiar a un mercado como el chileno, donde coexisten consumidores digitales avanzados y otros que aún valoran las interacciones tradicionales?
La respuesta está en el equilibrio. Las empresas deben aprovechar los datos disponibles -desde patrones de compra hasta interacciones en redes sociales- para construir experiencias personalizadas que no solo atraigan a los clientes, sino que los fidelicen. Esto es especialmente relevante en Chile, donde la competencia en sectores como el comercio electrónico ha crecido exponencialmente desde la pandemia.
Por otro lado, la hiperpersonalización también abre la puerta a nuevas oportunidades. Por ejemplo, permite a las empresas ofrecer productos locales a consumidores específicos, fomentando así el crecimiento de economías regionales dentro del país. Adoptar la hiperpersonalización no es opcional; es una necesidad para cualquier empresa que quiera mantenerse relevante en la próxima década. Esto no significa implementar tecnologías sofisticadas de la noche a la mañana, sino empezar a comprender a los clientes desde una perspectiva más integral y centrada en sus necesidades únicas. En un país tan diverso como Chile, la hiperpersonalización puede ser el puente entre las empresas y sus consumidores. No se trata solo de vender más, sino de vender mejor: con propósito, precisión y empatía. Y para lograrlo, las empresas deben ser ágiles, innovadoras y, sobre todo, profundamente humanas.
Medicamentos vencidos:
Un desafío de gestión de residuos
Luego de que un reciente estudio de la Universidad de Los Andes develara que la mayoría de los chilenos bota a la basura los medicamentos una vez vencidos, se generaron voces de alarma sobre su impacto ambiental y los riesgos para la salud pública. En Chile existe una serie de normativas que regula el manejo de residuos peligrosos, donde se incluye a los medicamentos vencidos y los desechos farmacéuticos generados por hospitales, farmacias y la industria farmacéutica. Sin embargo, existen vacíos, como la gestión de los desechos farmacéuticos domiciliarios, que queda bajo la responsabilidad del usuario y que, muchas veces, no tiene la información suficiente y adecuada para realizar un manejo adecuado.
Los desechos farmacéuticos de centros hospitalarios siguen un proceso de tratamiento y eliminación, como la incineración a altas temperaturas que garantiza la completa desactivación de los principios activos de los medicamentos o la aplicación de procesos fisicoquímicos para descomponer los medicamentos de manera segura y minimizar el impacto ambiental. Sin embargo, a nivel domiciliario, actualmente, el Instituto de Salud Pública (ISP) recomienda tirarlos por el inodoro, lo que no evita la alteración del ecosistema, o ponerlos en una botella con cemento, que implica un esfuerzo mayor para la persona.
La clave, a mi juicio, está en implementar más Puntos de Recolección Autorizados de Medicamentos Vencidos. En el mismo estudio, un 58% de los consultados señaló que sí estaría dispuesto a disponer los medicamentos en un centro de reciclaje especial, pero para eso hay que facilitar el acceso. Si bien hoy existe una cadena de farmacias que recibe blíster y medicamentos vencidos, esta iniciativa se debería ampliar tanto en Santiago como en regiones. Por ejemplo, poner puntos de reciclaje en los mismos CESFAM sería un gran aporte para ayudar en la adopción de esta práctica que, finalmente, es un cambio cultural profundo por parte de nuestra sociedad.
Así como hay eventos para deshacerse del residuo electrónico, también las autoridades locales deberían organizar eventos de recolección de medicamentos, dando la opción a su población para deshacerse de medicamentos no utilizados o vencidos de manera segura. Sin duda, esto requiere un compromiso continuo con la educación y la concientización de todos los actores del ecosistema de salud. Esto significa el desarrollo de campañas informativas y programas de capacitación, con el objetivo de informar al público y a los profesionales de la salud sobre la correcta disposición de los desechos farmacéuticos.