Tiempos difíciles para la democracia
Pero, como sostenía fray Camilo Henríquez en el Manifiesto que suscribió como "Quirino Lemachez", era inevitable ir más allá. Abraham Santibáñez, Premio Nacional de Periodismo 2015
La candidata demócrata, Kamala Harris, tomó la iniciativa. Al comienzo del debate presidencial, en Filadelfia, cruzó el escenario y le tendió la mano a Donald Trump. El expresidente -quien la había calificado de "loca" y había dicho que no sabía si es "negra o asiática", no tuvo más alternativa que responder el saludo.
Para la mayoría de los comentaristas, el encuentro se cerró con el triunfo de la vicepresidenta. Lo que no se ha valorado suficientemente es la muy grave acusación de que Trump es responsable del "peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil". Se refería al asalto contra la sede del Congreso protagonizado por violentos partidarios de Trump. Sostenían -igual como lo proclamó él mismo- que le habían robado la elección.
El eventual debilitamiento de la democracia -como advirtió Kamala Harris- es una preocupación en el mundo entero. En América Latina Nicolás Maduro ha encendido las alarmas. Muy distinta era la situación dos siglos atrás, cuando germinaba la esperanza en el poder de los ciudadanos.
En Chile, como se recuerda en estos días de septiembre, dicho proceso comenzó a concretarse hace 214 años. Teóricamente, nuestra primera junta de gobierno solo pretendía administrar la Capitanía General y tomar medidas para su propia defensa debido al derrocamiento de Fernando VII por Napoleón. El fundamento, defendido por los propios españoles, era que , sin la presencia del rey, "la soberanía volvía al pueblo".
Pero, como sostenía fray Camilo Henríquez en el Manifiesto que suscribió como "Quirino Lemachez", era inevitable ir más allá:
"La naturaleza nos hizo iguales, y solamente en fuerza de un pacto libre, espontánea y voluntariamente celebrado, puede otro hombre ejercer sobre nosotros una autoridad justa, legítima y razonable… Estaba, pues, escrito, ¡oh pueblos!, en los libros de los eternos destinos, que fueseis libres y venturosos por la influencia de una Constitución vigorosa y un código de leyes sabias; que tuvieseis un tiempo, como lo han tenido y tendrán todas las naciones, de esplendor y de grandeza; que ocupaseis un lugar ilustre en la historia del mundo, y que se dijese algún día: la República, la potencia de Chile, la majestad del pueblo chileno".
Vale la pena recordarlo en estos tiempos de crisis, aquí, en Estados Unidos y en todo el mundo.