Mientras hay quienes se esfuerzan permanentemente por hallar la felicidad en sus vidas, hay quienes presentan un trastorno por sentir miedo a ser felices. En psicología, el estudio de este último conlleva parámetros que van desde una baja autoestima del individuo hasta causas que se iniciaron en la niñez.
En ocasiones, se observa que su origen surge de situaciones de fracaso o críticas que nos marcaron profundamente. Así, la persona busca alejarse de momentos que producen alegrías, entretención o deleite, pues creen que luego de la felicidad vendrá la tristeza.
Este trastorno psicológico leve puede ser tratado de forma efectiva, permitiendo entregar herramientas a quienes requieran de orientación o ayuda para conducirse a una mejor forma de enfrentar su vida. Aprender a resguardar nuestra mente sobre aquello que creemos merecer, es la manera más efectiva de entender que "tu pasado no define tu futuro".
Para los jóvenes y adolescentes, principalmente, es valioso comprender que todo es posible de cambiar o mejorar si realmente existe conciencia de ello. Nada de aquello que nos dijeron en el pasado o, en nuestra infancia, es una sentencia de por vida. Podemos modelarnos cuantas veces queramos y proyectar nuestro futuro como mejor nos agrade, tomando decisiones asertivas para ser felices y disfrutar aquello sin remordimientos o miedo alguno.
Deleitarse con momentos únicos es ser feliz. Cada paso, cada situación que nos haga sentir bien y alegres, es una forma de felicidad en el dinamismo complejo del día a día. Es ahí, donde debemos decirnos: soy feliz. No cuando hayamos adquirido un vehículo, o pagado la casa, o viajado. Trabajar por una meta tan lejana, pensando que esa será nuestra felicidad, es no permitirnos ser felices con las cosas que tenemos más a mano, como el simple hecho de respirar.
Dejar de auto sabotearnos para evitar sentir alegría por miedo a que luego asome el desánimo, es una forma de poner límites y tomar mejores decisiones. Reconocer los síntomas y trabajar en ellos con convicción, con un pensamiento positivo, y disfrutando de sus pequeños logros, es regalarnos un mejor bienestar. Merecemos ser felices, sin culpas y sin miedos.