Kawabata exporta el deseo y la locura desde Oriente
El autor japonés ganó el Premio Nobel en 1968, contagió a Occidente de su ética y estética, dejó una serie de apuntes antes de morir. Esos textos son la novela "Dientes de león", cuya traducción llegó a Chile.
Un hospital psiquiátrico en la cima de un cerro, con una campana tocada por los internos a diversas horas, en el patio de un templo religioso rodeado por vegetación silvestre es el escenario en que pasa "Dientes de león", la novela póstuma de Yasunari Kawabata, japonés que en 1968 ganó el Premio Nobel de Literatura tras dedicar una vida a reflejar los demonios propios y ajenos, con respeto y delicadeza, en textos que se imprimen hasta hoy en Oriente y Occidente, pese a controvertidas opiniones sobre la intimidad y la conducta de las mujeres.
"Dientes de león" fue publicada en 1972, pero su traducción llegó ahora masivamente a las librerías chilenas, con la advertencia de ser una obra "inconclusa", aunque la mayoría de los textos de Kawabata poseen final abierto que enfrenta al lector a sus propios fantasmas, como en "La casa de las bellas durmientes", "Lo bello y lo triste" o "El maestro de Go".
El volumen póstumo cuenta la historia de una mamá que deja a su hija en un psiquiátrico. La mujer es acompañada por el pololo de la hija, quien insiste en casarse, aunque la madre le pide que lo hagan cuando la joven ya esté sanada de su "ceguera de cuerpo", un extraño malestar que, a causa de la emoción, hace que las personas con las que se tiene una carga emocional importante, como un hijo, desaparezcan frente a los ojos del paciente quien, sin embargo, puede continuar tocándolos para comprobar que ellos siguen ahí.
Volverse invisible de un momento a otro causa tal impacto en el paciente que, dice el terapeuta, puede llevarlo a matar aquello que no ve. "La medicina está llena de momentos así. Sobre todo en mi caso, que soy psiquiatra: es como si estuviera viéndoles la cara a los demonios, hasta el punto de que he llegado a pensar que la vida misma es obra de los demonios".
Estas ideas se unen a la muerte violenta del padre de la joven, combatiente en la guerra entre China y Japón durante el siglo pasado. El deceso ocurre frente a los ojos de la entonces niña, cuenta la madre a la pareja de ella, quien reflexiona sobre diversos temas, entre ellos el amor desde una perspectiva que, sin conocer la fecha en que fue escrito, se lee actual: "A menudo se juntan dos personas sin ninguna anomalía y algo anormal surge entre los dos. No importa la naturaleza de esa anomalía mientras a ninguno de los dos les importe. Puede que en ocasiones se vuelva insoportable y desencadene un divorcio, pero yo creo que los secretos unen a las personas más que las desunen".
El escritor y director de Ediciones UDP (Universidad Diego Portales), Matías Rivas ("Aniversario y otros poemas"), en sus columnas además de talleres suele citar a Kawabata, razón por la cual explica que "'Dientes de león' no es una novela especialmente cruda, sino que es terrible. O sea, no es censurable por ningún lado", a diferencias de otros textos del escritor japonés. Este libro se caracteriza por sus "muchos diálogos", en "una conversación que pasa por todos los temas", como el amor, desamor, celos, lealtad, pureza, sexo y soledad. De hecho, la narración comienza con una serie de kanjis (grafemas) que un interno copia sin descanso: "Entrar en el mundo de Buda es fácil. Entrar en el mundo de los demonios, no". En esta conversación, Rivas analiza la obra del autor japonés.
-¿Por qué hoy se sigue leyendo a Kawabata?
-Los libros están escritos de manera tal que los occidentales podemos disfrutar de su estética, tiene algo, algo pasa que no lo sentimos como japonés, como extraño nosotros, pero a la vez hay algo que podemos entender, comprender que hay una estética, obsesiones.
-Los premios Nobel con el tiempo tienden a volverse irrelevantes, salvo para los países de donde son originarios.
-Eso también es porque (Kawabata) toca temas especiales, que tienen que ver con cosas incluso conflictivas (desde la moral), pero el tipo tiene una forma de escribir en la que es muy fácil entrar, su Universo literario es interesante, tiene muchos cuentos, uno famoso es "La casa de las bellas durmientes", y desde los años 90 nunca ha parado de publicarse, es popular.
-Pese a la diferencia con los valores actuales, porque tiene pasajes que si los escribe alguien vivo, hoy esa vuelta no le sale.
-A él se le permiten otras cosas porque viene de otra moral, de otro país, con otras reglas, entonces no es tan fácil funarlo. Aparte, está muerto. (Si eso pasara) los japoneses no lo entenderían, o sea, a quién le importa lo que piensen los youtubers en Chile. Lo mismo se podría decir de Junichiro Tanizaki ("El elogio de la sombra") o Yukio Mishima ("Confesiones de una máscara"), autores que tienen otra moral, pertenecen a Japón, que es un país de Oriente, y Oriente posee muchas morales diversas: hay una relación con la locura, el sexo, la vejez, las jóvenes son temas reiterados en Kawabata.
-O quizás estamos más acostumbrados a las enfermedades mentales que, por ejemplo, la concepción del deseo en Oriente.
-Sí. Además, no porque nosotros consideremos algo perverso de ellos, para ellos quizás es normal, entonces no vamos a aplicar nuestra moral tan fácilmente, en el sentido de Kawabata, y los japoneses tienen que tener cierto respeto en esa situación, en que no es lo mismo buscar culturas muy antiguas con modalidades modernas, Kawabata también se murió hace mucho rato y fue una figura famosa en vida.
-¿Como Mishima?
-Menos famosa, no iba a ganar el Premio Nobel, era para Mishima, pero se lo dan a Kawabata por una serie de escándalos, con él no se sabía a qué atenerse, era un tipo curioso, demasiado, que se manejaba fuera de todo, de cualquier cálculo, mientras que Kawabata era tranquilo, pero igual se suicidó.
-Tal vez Kazuo Ishiguro ("Nunca me abandones") copia un poco el modelo y lo hace más occidental aún.
-N o sé, yo creo que es una cuestión muy profunda de los japoneses, no sé bien, creo que es la cuestión es religiosa más que movidas tácticas. Son escritores genuinos y, en ese sentido, no creo que sigan muchos cálculos, esa es la sensación que tengo, que no escriben para un mercado, sino que están escribiendo para ellos, para Japón.
El autor japonés recibió el nobel en 1968 y falleció en 1972.
"Dientes de león"
Yasunari Kawabata
Seix Barral
184 páginas
$17 mil