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hermanita más chica. Cuando llegan a Antofagasta ella llegó un poco mal, después se recuperó durante la tarde, ella se despidió, movió la manito y en la noche ella empeoró. Intentaron hacerle una resonancia pero no pudieron porque estaba muy inquieta, muy desesperada. Tuvieron que sedarla, tuvieron que entubarla y la doctora le dijo a mi hermana que por parte Copiapó jamás recibieron ninguna interconsulta, que esa hora se la habían dado porque una funcionaria del hospital de Antofagasta se la había conseguido", declaró.
Pese a que Catalina finalmente había podido acudir para iniciar las quimioterapias, la doctora le indicó que era tarde, que había tardado mucho para comenzar el tratamiento y que la enfermedad estaba mucho más avanzada de lo que le habían dicho en un principio a la familia, finalmente el cáncer no era grado 3, sino 4.
"En el hospital no pudieron hacerle quimioterapia porque en la noche del viernes su estado empeoró y tuvo una baja de presión, mientras ella tuviera muy alta la dosis del medicamento para tener la presión regulada no podían ingresarla a quimioterapia. La especialista me decía que el error que había cometido el médico en Copiapó había sido operarla. Tenía que haberle hecho primero una biopsia, después haberla sometido a quimioterapia y recién haber operado. Él la operó de emergencia, la operó rápido, porque la matrona me dijo que el médico se iba a ir de vacaciones".
Mientras Pamela contaba su historia su voz se llenó de pena y a la vez de rabia por la muerte de su hija, pero también por cómo los profesionales abordaron su enfermedad, que a su juicio, cree que no tuvo la seriedad ni se hicieron las diligencias necesarias.
"Yo no entiendo por qué, si el test rápido de biopsia salió que era cáncer, por qué tuvieron que seguir tanto protocolo, tanta cosa. Si el cáncer no es un resfrío, acá en el hospital de Copiapó toman el cáncer como un resfrío".
Señala que no es la primera vez que vive en primera persona la demora del hospital en los tratamientos de cáncer. "A un sobrino de mi hermana, también le pasó lo mismo, lo derivaron a Santiago cuando ya el niñito iba mal, tenía cinco años, se llama Cristóbal y tampoco le pudieron hacer el tratamiento porque ya iba mal, iba grave. Un tío, Rodrigo Alfaro, también estuvo un mes esperando el traslado a Antofagasta y cuando ya lo trasladaron tampoco le pudieron hacer tratamiento de quimioterapia porque también lo mandaron al último. Entonces el hospital de Copiapó ya está acostumbrado a hacer eso, toman el cáncer como un resfrío y nosotros acá en Atacama no queremos que haya más Catalina. En la actualidad necesitamos un centro oncológico para que a ninguna persona le vuelva a pasar lo mismo".
Lo que pensaba era una apendicitis de su hija por el dolor que tenía, se transformó en la peor pesadilla para la familia. "Fue muy sorpresivo, muy chocante, porque ella nunca sintió dolor, solamente el dolor de ese día, pensábamos que era apendicitis, pero era un tumor y en el hospital a mi hija no le hicieron nada. Tomaron su cáncer como un simple resfrío, subí a hablar a dirección y la secretaria me dice quédese tranquila, estamos gestionando la llegada de otro médico. La matrona me decía 'quédese tranquila, que a su hija le sacaron todo lo malo y le van a hacer quimioterapia preventiva por si le quedó alguna célula cancerígena'".
Sin embargo, en Antofagasta le dijeron todo lo contrario y que el traslado debió haberse hecho mucho antes, que había llegado a su tratamiento tarde. "Acá en el Hospital de Copiapó nunca me dijeron que la niña estaba grave. Dejaron pasar mucho tiempo la enfermedad de mi hija. No le hicieron nada, no le hicieron ningún tratamiento porque no tenían profesionales. La única profesional que había para hacer el tratamiento justo había salido con licencia".
25 julio llegó al Hospital de Copiapó con gran dolor abdominal, su familia pensó que era apendicitis, pero confirmaron la presencia de un tumor que resultó ser cáncer.