El 10 de octubre del año pasado la Corte Interamericana de Derechos Humanos publicó la Opinión Consultiva OC-29/22, a instancia de la consulta efectuada por la Comisión Interamericana de DDHH, sobre la necesidad de adoptar enfoques diferenciados para enfrentar la situación de desigualdad material de ciertos grupos de personas privadas de libertad en mayor riesgo y vulnerabilidad en contexto de encarcelamiento. En concreto, se trató de las mujeres embarazadas en periodo de parto y lactantes, personas LGBTI, personas indígenas, adultos mayores y niños y niñas que viven con sus madres o cuidadores principales en prisión.
La necesidad de adoptar enfoques diferenciados emerge de la obligación de los Estados de cautelar el principio de igualdad y no discriminación mediante acciones positivas y concretas que propendan al cumplimiento del deber de protección reforzada de los grupos en contextos de mayor vulnerabilidad y discriminación estructural evitando los efectos desproporcionados de la prisión.
La Opinión, que es uno de los mecanismos de la Corte IDH para establecer la interpretación y alcance de la Convención Americana u otros tratados pertinentes, considera elementos muy acuciantes como las condiciones execrables del encierro en las cárceles latinoamericanas en general no solo respecto de los grupos mencionados, haciendo hincapié en el hacinamiento, el uso extendido y nocivo de la prisión preventiva y la desgraciada pulsión punitivista penal existente, además de la violencia institucional, entre otros.
La Corte subraya de manera transversal la necesidad de abordar la temática desde una mirada interseccional respecto de todas las causas de discriminación y violencia sobre estos grupos y no con un enfoque fragmentado, además de señalar que "el encierro exacerba y reproduce los sistemas de dominación social basados en el privilegio de unos y la opresión de otros, como el patriarcado, la homofobia, la transfobia y el racismo".
En un sistema penitenciario en crisis como el nuestro con tasas de hacinamiento y violencia extraordinarias, bien valdría la pena ajustar la política carcelaria a los parámetros de esta Opinión Consultiva, que como dijimos tienen vocación universal y no por omisión seguir profundizando las ingentes deficiencias en protección de los derechos humanos de las personas encarceladas, como por ejemplo incluir prioritariamente la opción por medidas alternativas a la prisión en los casos de mujeres, como lo ha hecho recientemente Colombia, el derecho a la salud en relación a la identidad de género en la población trans, además de adecuar los espacios habitables a las necesidades de las personas privadas de libertad con su participación, entre otras medidas que la OC-29/22 contiene.
Construir en conjunto con la infancia
Fundación Fútbol Más desarrolla el programa "Barrios" en cuatro sectores de la comuna de Tierra Amarilla, cada uno de ellos con su propio contexto e identidad, lo que genera que un mismo programa se deba adaptar con el fin de mantener el sentido en cada rincón que se implementa, sin embargo, esta adaptación debe ser escuchando a sus protagonistas.
Al inicio de las intervenciones, se realiza una evaluación a niños, niñas y jóvenes entre 11 y 16 años, en la cual además de incorporar la salud mental y el nivel de actividad física, se levanta información sobre la percepción, confianza y seguridad de la infancia-adolescencia con el entorno en el que viven. Uno de los porcentajes que destaca este 2023 es el resultante del siguiente enunciado: "¿Qué tan seguro o inseguro te sientes en la cancha del barrio?", el 78% de las y los encuestados declararon sentirse seguros en ese lugar, porcentaje que convive con el 56% de quienes declaran haber visto últimamente a más niños/as y jóvenes jugando en la cancha.
Estos porcentajes esbozan un interés por la infancia de hacer uso de los espacios públicos, sin embargo, estos resultados se contraponen al siguiente enunciado "en general, la cancha del barrio está limpia y agradable", tan solo el 12% declara que es verdadero, lo que demuestra la urgencia de aportar a resignificar y reparar espacios significativos para el desarrollo de la infancia. En este sentido, la apropiación mediante programas sociales, clubes deportivos o talleres abiertos a la comunidad, son claves para que aquellos lugares donde se refugian y crece la niñez de la región sean espacios seguros e idóneos para su desenvolvimiento. Adicionalmente, el trabajo colaborativo es esencial para que estos datos no queden en el papel y las estrategias de mejora sean concretas.
Incorporar la percepción de la niñez es uno de los elementos que permiten decidir el camino para cada acción y mediante el juego y el deporte transformar la realidad. Proponer para ellos y ellas de manera respetuosa con sus intereses y necesidades serán un punto de partida para avanzar hacia un territorio seguro y significativo, construido por todos y todas como actores principales.