Apatía y desconocimiento marcan el proceso constitucional en Copiapó
POLÍTICA. Expertos analizan el fenómeno y atribuyen la falta de interés a diversos factores. Falta de un borrador y temas controversiales entre las razones.
Este sábado, luego de cuatro meses de discusión, el proceso constitucional inicia su tercera etapa, donde la Comisión de Expertos tendrá cinco días para realizar observaciones, es decir, agregar, modificar o suprimir artículos, a la propuesta del Consejo con el objetivo de mejorar el texto.
Luego de eso, el viernes 13 de octubre, el texto llegará nuevamente a manos del Consejo que deberá votar el informe. De esa forma, antes del plebiscito del próximo 17 de diciembre, los consejeros deberán votar la propuesta constitucional en su totalidad, lo que podría ocurrir el día 7 de noviembre.
Un proceso que, según la opinión de las personas consultadas en terreno, no carecido de mayor información, por lo que las personas desconocen cuáles son los temas que se han tratado y no existe claridad sobre qué postura tendrán en la votación de diciembre.
"La verdad es que no he leído nada sobre el proceso actual", "todavía no me informo" o simplemente, "no es un tema de interés" son las respuestas de gran parte de copiapinos consultados sobre el proceso.
Para el sociólogo Octavio Echeverria, desde en un inicio el proceso ha tenido una lejanía con la ciudadanía y lo que se reclamaba desde un comienzo era que no podía perder el espacio de contacto con las personas, tal como ocurrió con la Convención Constitucional, más allá de los instrumentos de participación que pudiesen desplegarse.
"Hay un diálogo social que es lo que se espera de un gran acuerdo político social que trascienda las décadas como es una Constitución. Desde ese punto de vista, no solo se repitió, sino que se profundizó uno de los grandes errores del primer proceso que es un espacio de lejanía y distinción elitista con el grueso poblacional, que la ciudadanía pueda sentir que la solución constitucional que se presenta no responde a los problemas sociales más inmediatos. De allí que haya un gran porcentaje de la población, no solo regional, sino nacional, que no se sienta convocado por el proyecto constitucional ni sepa mucho de que se trata. Las encuestas igualmente dicen que la información que se posee es suficiente para estar en contra, no quiere decir esto que necesariamente se esté muy informado del proceso".
De igual forma, manifestó que el proceso en sí mismo era complejo, difícil de entender y alejado, más allá que las normas eran muy identitarias de la ultraderecha y que han concitado lejanía y una sensación de que los consejeros no dialogaban entre sí, que no hay un acuerdo, lo que la ciudadanía castigaba bastante.
Un tema de poca información y participación de las personas que de acuerdo al director de la Escuela de Periodismo PUCV, Doctor en comunicaciones e investigador en comunicación política, Claudio Elórtegui, se podría explicar por diversas razones.
"La primera es que evidentemente hemos estado sumidos en una serie de procesos electorales de diversa naturaleza, constitucionales, regionales, presidenciales, parlamentarias, en muy pocos años, y eso provoca cierto cansancio, fatiga del punto de vista de la información, que las personas se siente llamadas a tener o a busca para tener un voto informado. Lo segundo es el aspecto vinculado a cada vez se observa un número de personas que, puede incluso oscilar a un 40%, que decide su voto muy encima de las elecciones".
A esos factores, agregó que existe un malestar natural y descontento hacia la política y hacia procesos en los que la ciudadanía tenía altas expectativas, como lo es proceso constitucional. Al mismo tiempo, indicó que el hecho de no existir un texto definitivo y claro, que haya pasado por los expertos, al que las personas puedan acceder para conocer el trabajo del Consejo también influye.
De hecho el experto consignó que "hay algunas encuestas que indican que hay una valoración negativa hacia el Consejo y su trabajo, pero sí una valoración positiva hacia la Comisión de Expertos y lo que puede significar el resultado de ese trabajo, entonces creo que la gente está en esa dualidad observando y no tiene la información disponible".
A dichos argumentos añadió que ha habido "un manejo parcializado de algunos temas dado la naturaleza del tratamiento de este tema político constitucional que se han focalizado en muy pocos temas y los temas más controversiales y eso obviamente puede plantear una postura, pero también la ciudadanía se percata que con 5 o 6 temas o menos, que son los que han generado controversias, todavía no podría tener una opinión tan clara. Esto entendiendo más en un voto que algunas veces, en este tipo de perfil de personas no es tan ideológico".
En esa línea, señaló que naturalmente las personas más de izquierda votarían en rechazo, mientras que los de tendencia a derecha se inclinarían por aprobar, por lo que la decisión recaería en un voto más de centro, un voto moderado. En ese caso, si las personas ven que la propuesta les otorga tranquilidad, estabilidad, garantías y bienestar social, es probable que la aprueben, sin embargo, si ven que la Constitución está generando más polarización, si ven poco diálogo y cohesión, es probable que el voto de centro se incline por rechazar la propuesta.
"Otro aspecto es que se requiere un texto que haya pasado por la revisión final de la Comisión de Expertos y si eso, que se propone desde la Comisión de Expertos, tiene aparentemente cierto nivel de respuesta del Consejo y se llegan a acuerdos que no son impulsados por la ultra derecha, eso también le va a dar más confianza a las personas de centro, el voto moderado, de votar a favor del proyecto, pero requiere de esas evidencias, de poder leer y conocer el texto en mayor detalle para tener una opinión", aclaró el doctor en comunicaciones.
Finalmente, indicó que las campañas políticas eran relevantes, ya que iban orientando a otro perfil de votantes que era más emocional y que requería de ciertas señales y respuestas más emocionales para poder decidir su opción.