Emociones: Facilitadoras y obstaculizadoras del aprendizaje
En un mundo que valora y acoge las emociones en el proceso de aprendizaje, los niños se muestran curiosos, emocionados por descubrir lo nuevo y confían en sus habilidades. Aquí, la educación es un viaje emocionante y enriquecedor. Arnaldo Canales, Director Ejecutivo Fundación Liderazgo Chile
¿Recuerdan cómo se sentían cuando miraban el calendario de asignaturas de la semana? Para muchos, asociar una asignatura con una emoción era casi automático; por ejemplo, matemáticas solían evocar aversión. Estas reacciones emocionales están arraigadas en el vínculo que establecemos con cada clase, así como con las estrategias de enseñanza de los docentes.
El ejemplo anterior, aunque rudimentario, deja en claro que no todas las emociones son igualmente beneficiosas para el aprendizaje. De este modo, mientras sentimientos negativos como el miedo o la frustración pueden obstaculizar este proceso por cuanto interfieren con la atención, la memoria y la motivación, otros como la curiosidad, la empatía y la alegría promueven la atención, la motivación y la retención de información. Por tanto, crear un entorno educativo que fomente emociones positivas y bienestar emocional es esencial para el éxito académico.
En un mundo que valora y acoge las emociones en el proceso de aprendizaje, los niños se muestran curiosos, emocionados por descubrir lo nuevo y confían en sus habilidades. Aquí, la educación es un viaje emocionante y enriquecedor. Los padres desempeñan un papel crucial en la creación de este mundo. Cuando motivamos a nuestros hijos y cultivamos emociones positivas en su aprendizaje, allanamos el camino hacia un futuro lleno de éxito y autoestima. Nuestra atención y apoyo emocional son los cimientos sobre los cuales construirán su amor por el aprendizaje y su capacidad para superar obstáculos.
Así que, padres y madres, recordemos que no se trata solo de calificaciones o logros académicos. Se trata de cultivar un ambiente donde emociones como la curiosidad, la alegría y la confianza sean bienvenidas. Al hacerlo, no solo ayudamos a nuestros hijos a aprender mejor, sino que también les proporcionamos herramientas emocionales que les servirán a lo largo de sus vidas.