"Hay que hacer un mea culpa por ambas partes, la izquierda cometió varios excesos"
El presidente regional de la UDI analiza ese período con una mirada crítica hacia la unidad popular. A su parecer el país había perdido institucionalidad con Salvador Allende.
En este periodo de conmemoración, ¿Cuál es su reflexión referente a estos sucesos?
- En realidad, la conmemoración de estos 50 años para mí es recordar los verdaderos motivos por los cuales se introdujo un golpe de Estado o un pronunciamiento, debido que el país había perdido la institucionalidad y el gobierno de Allende había polarizado en todo su sentido. En el Congreso ya había sido vetado por muchos; en ese entonces de oposición y quienes formaron parte de ese pronunciamiento fue la Democracia Cristiana. Entonces, para nosotros como partido y también en lo personal, haber vivido ese acontecimiento no quita que se haya hecho por el clamor de la ciudadanía.
¿Cómo vivió usted ese 11 de septiembre de 1973?
- Habíamos vivido en carne propia la experiencia de no tener prácticamente mercadería porque éramos estigmatizados en nuestro sector. En ese periodo, vivía en la quinta región y la verdad es que he estado estigmatizado por ser de derecha y no teníamos la facilidad de poder optar a las tarjetas que daban las juntas de vecinos a muchas familias para poder sustentar su alimentación.
Recuerdo que con mi padre fuimos a Viña del Mar, donde unos parientes que tenían negocio y que le llegaban cosas para poder distribuirlas y ahí tuvimos que abastecernos de alimentación. Entonces igual fue caótico, había que hacer cola para el pan, para comprar cigarrillos y a mi me tocó en particular ir a muchas colas siendo joven y pasamos por esta situación bastante dramática.
Ahora, cuando se produjo el pronunciamiento militar, yo recuerdo que mi padre nos hizo poner la bandera en el mástil que había en la casa, como una señal que estábamos siendo liberados del comunismo en este caso. Yo tenía 17 años.
Respecto a la Agrupación de Amigos y Familiares de Detenidos Desaparecidos, ¿Cómo usted evalúa este proceso desde el ejercicio democrático y de justicia en hechos que se comprobaron que fueron un atentado a los derechos humanos?
- En ese sentido nosotros no avalamos los excesos que se cometieron en el gobierno militar, yo creo que se escapó de las manos asuntos militares, en el hecho que el gobierno fraccione al interior del Ejército, que tomaron justicia por sus manos e hicieron situaciones que fueron más allá de lo que correspondía hacer. Entonces, eso no fue avalado por gran parte de los civiles que pertenecían al gobierno militar.
Uno de nuestros líderes, que fue Jaime Guzmán fue uno de los que defendía que el país no podía tener excesos en temas de derechos humanos, es más, intercedió ante la junta militar para que pudieran ingresar al país algún familiar de algún exiliado, entonces igualmente se la jugó para que hubiera democracia.
Y específicamente en la labor constitucional que tuvo Jaime Guzmán en 1980, ¿Cree que se hicieron bien las cosas en materia de reconstruir una constitución que no respalda la protección a los derechos humanos?
- Es claro que el legado que deja Jaime Guzmán es netamente institucional pero que los civiles que se conocían en el gobierno militar muchas veces desconocieron los excesos tremendos que se cometieron. Entonces no había una responsabilidad o un conocimiento que se estuvieran cometiendo esos excesos, porque era muy cerrado el gobierno militar en el aspecto militar propiamente tal.
De hecho, lo que yo siempre he dicho, los militares son preparados en el fondo para la guerra y como que se tomaron en serio una guerra contra el país que estaba fisurado y no hay que olvidar que la internación de armas fue una realidad y se estaban preparando para poder combatir en una guerra civil en el país.
Muchos militares cometieron excesos y se tomaron demasiadas atribuciones para atacar esta guerrilla que se habían cometido por la internación de armas de Carrizal Bajo.
¿Cuál sería su reflexión desde la conmemoración de los 50 años a futuro?
- Creo que hay que hacer un mea culpa por ambas partes, ya que está claro que la izquierda cometió varios excesos al llegar a un gobierno que tampoco fue elegido por una gran mayoría. El mea culpa es que la izquierda no ha aprendido la lección, específicamente la izquierda más radical y muchos de ellos son nuevos y no vivieron el golpe militar, pero los más antiguos sabemos que tenían preparada una guerra civil contra nuestro país.
En el fondo, las Fuerzas Armadas y todos los militares que intervinieron ya no quedan o se están muriendo y yo soy partidario con que se cumpla la justicia respecto a eso, no somos partidarios del rompimiento de los derechos humanos y creo que esto deja una lección para el futuro".