Cuando hablamos de la verdadera democracia, esa que sabemos que es 'perfectible' - o sea, que nunca será perfecta pero cada vez será mejor- las posiciones obtusas se caen solas. El sentido común de las mayorías las aísla.
Una cosa es ser caprichosos por la sola aspiración del poder a cualquier costo, y otra es ser sólidos en los principios y defenderlos con seriedad. Da lo mismo autoproclamarse de derecha, de centro o de izquierda si su bandera de lucha política es la frase "a mí no me importa, total yo igual voy a...". Esa frasecita es un pasaje sin escalas para cometer errores graves, porque no tiene nada que ver con el sentido común.
El poder no es malo de por sí. Malo es el daño que se puede causar con su uso indebido o derechamente con su abuso. En Chile conocemos algunos ejemplos en nuestros más de 200 años de independencia. De hecho, atravesamos por uno de esos periodos ahora.
¿Qué tiene esto que ver con el proceso constitucional que vive Chile en estos meses? ¡Todo!
La frase "el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla", atribuida por unos, al poeta y filósofo estadounidense de origen español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás, y por otros al abogado, periodista, político, estadista argentino y presidente de Argentina entre 1874 y 1880, Nicolás Avellaneda, explica lo que nos está pasando en Chile. A algunos de los que han ostentado el poder se les ocurrió que era buena idea de que se nos olvidara la historia y el civismo.
Uno de los retos que nos ha tocado afrontar a los Republicanos en el Consejo Constitucional ha tenido mucho de eso, de enseñar a las personas cómo llegamos hasta este Chile que tenemos hoy, y claro, a este proceso constitucional que transitamos y en el que sin duda representamos a un 62% de los chilenos que habló 'de pie y de frente' en septiembre de 2022.
Lo mejor que nos puede pasar es que los chilenos, todos, descubran que sí hay cómo rescatar la política y que quieran hacerse parte de ella. Nuestra sociedad civil está agotada, desilusionada, y comprensiblemente desinteresada en este proceso. Sentimos que no es justo tener que complacer hasta el infinito a ese sector político que nos trajo a esta turbulencia. Pero precisamente, por haber expresado en toda instancia nuestro desacuerdo con este proceso (y el anterior), era imprescindible ocupar este espacio. Lamentablemente no todos comprenden (todavía) que a pesar de lo ilegítimo que se siente el origen de todo esto, dejarlo otra vez en manos de quienes mal usan el poder, hubiera sido un error. Y cuando usted comprende eso, es donde calza todo.
En los próximos días el Consejo Constitucional va a generar muchas noticias. Chile se va a ir dando cuenta e interiorizando más sobre quienes están por darle beneficios o facilidades a un proyecto político-partidista sesgado e irresponsable, y quienes, por otro lado, estamos trabajando en pro de darle urgencia a lo que todo Chile reclama de manera legítima e incluso, desesperada; la seguridad uno de esos reclamos, por poner solo un ejemplo…
En este momento en el que muchos chilenos se preguntan qué es lo correcto que debemos hacer para ayudar a nuestro país, mi respuesta es invitarlos a leer las enmiendas ciudadanas que propusimos los Republicanos; ahí están muchas respuestas. También, y urgentemente, analizar con mucha seriedad y responsabilidad los escenarios que se pueden presentar. Vaya a la fuente directa. No se quede con lo que le cuente un robot en una red social o gente inescrupulosa con intereses y compromisos desconocidos. Los invito a hacer suya la frase "Te Quiero Chile", motor de nuestras ilusiones.