Atacama, ahora sí
Las empresas deben colaborar con el desarrollo regional no solo por empatía con su población; sino también porque será crecientemente una exigencia de los mercados internacionales. Álvaro García H., Presidente Colaboración Estratégica y ex ministro de Economía
Atacama es una región de contrastes económicos y sociales. Por una parte, presenta uno de los ingresos por persona más altos del país; similar al de Tarapacá y solo inferior al de Antofagasta. Por otra, es la segunda región más pobre, cuando se le mide de manera multidimensional, solo es superada por Tarapacá. Sus riquezas naturales no han sido sinónimo de bienestar para su población.
¿Y cuáles son sus perspectivas futuras? Al observar el catastro de grandes proyectos de inversión; Atacama aparece como la tercera región que atraerá mayor inversión; después de Antofagasta y la Metropolitana. Sin embargo, si se considera el tamaño de la población, Atacama atrae 10 veces más inversión por persona que la Metropolitana. Sin duda una perspectiva halagüeña.
Al analizar la cartera de proyectos de inversión en Atacama para los próximos 5 años; más de la mitad va al sector minero y todo el resto a energía y desalación. Por lo tanto, el futuro es promisorio, si no se sigue el mismo camino del pasado. Hacia adelante, la explotación de las riquezas naturales de Atacama debe dejar más en su territorio y ello demanda cambios en el comportamiento de todos los actores.
El Gobierno Regional adolece de una estrategia de desarrollo y de un plan de ordenamiento territorial actualizados. Dos instrumentos claves para orientar el desarrollo sostenible de la Región. Las empresas de los sectores minero, energético y de desalación deben cooperar entre si y con el gobierno regional para que su quehacer sea plataforma de desarrollo para toda la Región, generando empleos de calidad y asegurando que las personas tengan las habilidades que esos empleos demandan. De no ser así repetiremos la historia de rica explotación de las riquezas de Atacama y altos niveles de pobreza de su población.
Las empresas deben colaborar con el desarrollo regional no solo por empatía con su población; sino también porque será crecientemente una exigencia de los mercados internacionales. La minería responsable y la energía limpia requiere observar toda su cadena de valor y cuánto de ella es local es uno de los estándares que crecientemente se utiliza para evaluarlas. Preparar a la región para que participe eficazmente de esa cadena de valor es un enorme desafío, imposible de lograr sin una profunda colaboración público-privada. Es tiempo de colaboración, para que -ahora si- Atacama logre un desarrollo sostenible que llegue a todos sus habitantes.