Convivencia escolar post pandemia: del distanciamiento social, al reencuentro afectivo entre humanos
Parece ser que esa glorificación ciega a la individualidad y la competencia entre las personas, promovida por el sistema económico-social, está teniendo trágicas consecuencias. Felipe Guerra Díaz y Juan Rubio González, Académicos del Departamento de Psicología de la Universidad de Atacama
Según datos del INDH, la violencia al interior de colegios tuvo un alza de 1700 casos en el último año. Esta realidad de los centros educacionales chilenos es claramente superior a lo que sucede en nuestros países vecinos. En efecto, según UNICEF Chile el incremento de casos de violencia en el país llega a 40%, mientras que, en Argentina, Perú y Colombia, bordea el 20%.
Es importante no perder de vista, que lo ocurrido en la convivencia escolar de los centros educativos chilenos, no difiere de lo que estamos viviendo como sociedad. Parece ser que esa glorificación ciega a la individualidad y la competencia entre las personas, promovida por el sistema económico-social, está teniendo trágicas consecuencias.
En ese sentido, la evidencia está demostrando que la práctica actual, promovedora de intervenciones parcializadas, donde los centros educativos son vistos atomizadamente, tienden a valorar indicadores que priorizan el rendimiento académico, no está dando respuesta a lo requerido por la sociedad.
En ese escenario, es fundamental desarrollar lógicas de acción psicosocial multidimensionales, que busquen la movilización y participación de las comunidades educativas. Estas acciones, deberían considerar las intersubjetividades, emociones, vivencias, historias, culturas y creencias de los protagonistas de estos espacios educativos. Esto, debería permitir la problematización respecto a las prácticas educativas alienantes desarrollas y promovidas por instituciones y políticas públicas centradas en índices, medidos a partir de pruebas estandarizadas, que representan un fin en sí mismo.
Con ello, relegan a un segundo plano lo sustancial del proceso educativo: ese ser humano que aprende a través de la interacción social, en plena sintonía con la naturaleza, para lo cual es necesario relevar su afectividad y cognición, que lo constituyen como un ser integral. Para esto, las acciones deben contemplar como ejes centrales, la vinculación, comunicación asertiva y afectiva, gestión emocional, la promoción del deporte, la cultura y el arte, de los diversos actores de las comunidades educativas.