Aldo Lingua
El pasado 9 de julio se realizó el campeonato de fútbol infantil Juan "Tarry" Cortés, en Tierra Amarilla, donde participaron cerca de 800 niños de todo el país. Esta es la 13° versión del evento deportivo y, tras finalizar, sus organizadores lo catalogaron como un éxito.
"Los niños se fueron todos con medallas, los equipos con copas. Hemos hecho este campeonato durante muchos años y lo seguiremos haciendo, porque es una buena iniciativa donde se encuentran los niños", dijo Walter Cortés, concejal de la comuna y hermano del organizador del evento.
Sin embargo, el encuentro deportivo no dejó a todos contentos. Paulo Valdés, hijo del reconocido futbolista Francisco "Chamaco" Valdés, asistió al encuentro junto a su academia de fútbol, que lleva el nombre de su padre, y pertenece a Colo Colo. Él, junto a 70 personas, entre los dos equipos sub-13 y sub-17, más los apoderados de los menores, llegaron hasta Tierra Amarilla donde les comunicaron que su alojamiento sería en un colegio municipal. Es ahí donde comenzaron sus problemas. "Nos habían dicho que llevásemos sacos de dormir, porque en el colegio nos iban a prestar colchonetas. Sin embargo, cuando llegamos al colegio, vimos que las puertas y ventanas no se cerraban correctamente. Tuve que empezar a poner cartones con scotch para tratar de sellar, porque en las noches el frío era insoportable", cuenta Valdés.
Tras la primera noche, los problemas continuaron para el equipo de menores del Cacique. En la mañana se dieron cuenta de que en el colegio no contaban con agua caliente para las duchas. En el recinto también se estaba quedando la división de menores de Cobresal, y Valdés relata que los ánimos ya estaban mal. "Unas apoderadas tuvieron que arrendar una residencial para las duchas, porque usar agua helada en la mañana era horrible", explica.
Consultado, el concejal Cortés explica que es común que en estos eventos los invitados de otras comunas se alojen en los establecimientos educacionales, porque están habilitados para eso. Sin embargo, sobre el reclamo de los colocolinos de la ausencia de aislación en las salas para enfrentar el frío de las noches, fue más desdeñoso. "La escuela es así. Siempre se han quedado los niños que vienen de otras regiones ¿Qué voy a hacer? ¿Poner calefacción?".
"Cualquiera puede arbitrar"
Los partidos tomaron lugar en las canchas del Estadio Eladio Rojas Díaz, y el pasado 3 de julio se dio el pitazo inicial para las actividades. De acuerdo a los organizadores, entre los participantes y las familias que fueron de espectadores se reunieron más de mil personas.
El torneo, que fue auspiciado este año por la Minera Candelaria, también recibió dos millones de aporte municipal. "En esa votación del consejo yo me abstuve, porque hubiera sido impropio", cuenta Cortés.
Sin embargo, el colocolino afirma que quedó muy disconforme con la organización y el profesionalismo mostrado. Dice que, pese a ser citado a las 4 de la tarde, el partido comenzó con más de una hora de retraso, en canchas donde los arcos no contaban con redes y no habían árbitros ni jueces de líneas.
"Me molestó mucho porque había desinterés de los organizadores. Tampoco nos dijeron que iba a ser un evento político, porque un concejal comenzó a hablar en contra del alcalde y otros concejales, que no me parece porque no era la instancia. Y luego ese mismo concejal, en ropa de calle, no deportiva, dijo que él iba a arbitrar el partido, lo cual me pareció extraño", afirma Valdés.
El concejal y árbitro es Walter Cortés. Según él, le tocó arbitrar el partido porque uno de los referís oficiales tuvo una emergencia familiar y él se ofreció a reemplazarlo. "No veo cuál es el problema. No veo por qué un concejal o un diputado o el mismo presidente no podrían arbitrar un partido de este tipo", arguyó.
Durante el partido, Valdés dice que cinco de los niños de su equipo se lesionaron, pero al momento de buscar asistencia, le informaron que no habían paramédicos en el estadio. "Tampoco había ambulancias para el traslado. Uno de nuestros apoderados consiguió un auto para llevar a los niños al Sapu, donde los atendieron y uno fue derivado al Hospital de Copiapó. El concejal Cortés fue muy agresivo conmigo cuando le recriminé el no contar con equipo de emergencias. Y después nadie de la organización preguntó por la salud de ninguno de los niños. Junto con los apoderados quedamos muy ofendidos", relata Valdés.
Sin embargo, el relato de Cortés es muy diferente. En su versión no hubo un retraso en la hora del partido, sino que fue el mismo Valdés que solicitó jugar tarde. "Y nosotros contábamos con un equipo de paramédicos, pero como él quiso jugar más tarde, el equipo ya estaba fuera de horario y se había retirado. Cuando terminó el partido y me dijo que estaban lesionados, yo llamé a la ambulancia y los llevaron al servicio. Valdés, porque él se cree figura, decía que los niños estaban con fracturas, pero les inyectaron analgésicos y no tenían nada. Esto lo hace porque él quiere figurar", afirma el concejal.
Fuera de juego
Un día dice Valdés que aguantó la situación y decidió renunciar al torneo. "Cuando nos retiramos, al instante me sacaron del grupo de WhatsApp y luego me enteré que otras seis escuelas se salieron por razones similares", relata Valdés, quien lamenta la situación porque dice que disfrutó el recibimiento de la gente. "Se me acercaron muchas personas pidiendo fotos y diciendo que eran fans de mi papá. Yo llevé una camiseta del equipo firmada por varios del plantel que doné para una rifa en favor de una niña con leucemia. Y es una pena que todo el cariño de la gente se vea empañado por la amenaza de este concejal, que me dijo que no podía volver a la comuna".
Sin embargo, Cortés cuenta las cosas de otro modo. Asegura que Valdés se retiró del torneo porque tenía programados partidos en Caldera y "Candelaria le pagó alojamientos en Bahía Inglesa. Incluso el alcalde les prestó el bus de la municipalidad para el traslado. No se fue por la organización, sino para llamar la atención".
Sobre la supuesta amenaza, el concejal asegura que nunca le dijo nada amenazante. "Solo le mandé un WhatsApp, porque me dijeron que estaba hablando mal de mí en Caldera, y le dije que no hiciera eso y que no aparezca más por esta comuna porque aquí no existe la mala leche".