¿Por qué dejamos de hablar de los aluviones?
Fueron muchos los muertos, fueron muchas las muertas. Uno se estremece de recordar lo que fueron las lluvias terribles del 25 de marzo del 2015. Desde ese entonces las personas al oír que viene una lluvia se ponen tensas. Palabras como "isoterma" o "cota" se metieron en nuestro cotidiano. Fue esa lluvia calurosa la que nos dejó en vilo por meses. Agua, barro, escombros, emergencia y polución.
Se han hecho algunas obras de mitigación, aún así, parece ser que la memoria es tan frágil como una cerca aguantando el aluvión. Se sigue construyendo en puntos donde las aguas bajan. Cada lluvia invernal inunda los mismos lugares de siempre. Por ejemplo, en la Población Arturo Pratt, donde en cada chaparrón el agua de los sectores altos se concentra hasta circunvalación. ¿Qué tan difícil puede ser tener resumideros decentes? ¿Qué tan difícil es hacer más parques inundables? Tal parece que para el Estado es tan difícil como hacer reír una estatua.
Hace años que pasaron los aluviones, pero seguimos viendo muchos efectos de su paso por la ciudad. Las marcas de barro en las paredes, sitios eriazos, casas abandonadas y la polución que se levanta en todo el paño de ferronor del sector de los callejones en Avenida Los Carrera. Así también la pérdida de espacios de cultivos y el deterioro de muchos paisajes de la ciudad.
No podemos hacer como si no hubiera existido. Parece que nos acostumbramos a la devastación. Recuperemos los barrios, recuperemos las casas y saquemos todo el barro. Todavía hay mucho que mejorar, y habemos algunos que seguimos muy porfiados pensando en cómo hacer más linda la ciudad. En la conmemoración de un nuevo 25 de marzo no dejemos de pensar y repensar lo tremendo que fue salir juntos como vecinos y vecinas de lo que pasó. Por un momento, durante semanas, vimos cómo la solidaridad se palpaba: tomar una pala, una mochila con unas botellas con agua y subirse a cualquier camioneta para ir a sacar barro.
Que no se vaya la memoria, las experiencias colectivas construyen nuestros relatos. Hablemos, pero no seamos solo palabras. Tomemos acciones y resolvamos lo que tenemos pendiente. Plantemos árboles y sigamos exigiendo medidas de mitigación para que no se repita algo que sabemos que ocurre siempre en nuestra historia.
Juan Manuel Cáceres, concejal por Copiapó
Paro docente
"Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto", LA ORACIÓN DE LA MAESTRA, Gabriela Mistral.
Para las maestras y maestros de nuestro territorio que con su perdurable fervor han mantenido en pie demandas colectivas que no han sido resueltas por el sostenedor de las escuelas públicas. Que nobleza y que incomprendida es su lucha, si tan solo entendieran que su fin es que nuestros niños, niñas y adolescentes se eduquen en un ambiente escolar digno y que nada, ni nadie puede vulnerar su derecho a una Educación estatal de calidad, tendríamos un camino próspero a seguir.
Yennifer Vallejos Meriño Profesora General Básica GEA Atacama
Invisibles
Señor Director: En Chile, hay 16.112 personas mayores de 60 años que experimentan múltiples dificultades, como problemas para caminar, concentrarse, vestirse y comunicarse, de acuerdo a datos entregados por CIPEM (UDD- Los Héroes). Muchas de ellas necesitan asistencia para realizar y satisfacer esas necesidades básicas y no quedar aislados. A mayor dificultad, mayor nivel de dependencia.
Dentro de ese total, hay 10.095 personas de 60 años o más que tienen todas estas dificultades y que no conocen a ninguna persona que les brinde apoyo. No tienen a nadie que los ayude a vestirse, por ejemplo. No cuentan con asistencia para poder desplazarse. No tienen un interlocutor que los ayude a decir lo que piensan. Este nivel de dependencia, pero sobre todo la falta de ayuda, coarta su inserción en la sociedad, aislándolos cada vez más.
Pareciera que tampoco hay un Estado que se preocupe de ellos. Si bien el Servicio Nacional del Adulto Mayor cuenta con el "Programa de apoyo a los adultos mayores con dependencia severa" esto pareciera no ser suficiente.
Entonces, ¿cuándo nos haremos cargo de las personas mayores con dependencia, que aislamos por falta de políticas públicas enfocadas a ellos? Son más de 10 mil personas mayores. Están, existen y nos necesitan..
Yamil Tala Mussa, Investigador CIPEM
Jornada laboral
No hay discusión en el campo de los recursos humanos en cuanto a que el hombre y la mujer necesitan tiempo para vivir y compartir en familia. El trabajo es un medio, no un fin.
La historia mundial de las jornadas laborales ha sufrido profundos cambios, pues el horizonte del pleno bienestar así lo requiere. El descanso, el asueto, marcan la felicidad de las personas.
Reducir parcialmente la jornada laboral desde 45 a 40 horas en el área privada, también debiera extenderse a rebajar las 44 horas del sector público, con el propósito de igualar derechos sociales.
En ese contexto, una mirada de justicia social del siglo XXI debiera considerar que los hombres y mujeres carabineros, también tienen derecho a una regulación especial de su jornada laboral, que de por sí es altamente riesgosa, lo hacen sin distinción alguna en horarios diurnos y nocturnos; sábado, domingo y festivos, sin excepción. Los carabineros no tienen derecho a compensación para su descanso ni pago de horas extraordinarias por el tiempo servido en exceso. Ellos, desde la perspectiva del trabajo continuo, se desempeñan laboralmente en terreno, los 365 días del año, con la salvedad del feriado legal.
Esta grave inequidad requiere necesariamente una mirada empática de la clase política, quienes mediante su representación en el Poder Ejecutivo y Legislativo tienen la responsabilidad de generar proyectos de ley que tiendan a regular esta discriminación que atenta contra los derechos humanos de hombres y mujeres carabineros.
Hero Negrón Schlotterbach