El Congreso francés votará hoy el proyecto de reforma de las pensiones presentada por el presidente Emmanuel Macron, después de que la comisión mixta de las dos cámaras (Asamblea-Senado) acordara ayer un texto legislativo común, cuya aprobación generó incertidumbre, según declaraciones del Gobierno.
Esa comisión mixta, reunida ayer, validó los veinte artículos del texto legislativo por 10 votos a favor y cuatro en contra, informaron fuentes legislativas al término de la reunión.
Los diez votos favorables fueron de los legisladores macronistas y los conservadores del partido LR, mientras que los opuestos procedían de la izquierda y la ultraderecha.
Sobre el acuerdo, la primera ministra, Élisabeth Borne, afirmó que el acuerdo "para conservar nuestro sistema de jubilación" demuestra que es posible "construir juntos soluciones para el país".
¿están los votos?
El proyecto prevé aumentar la edad mínima de jubilación, de 62 a 64 años, algo que se haría de forma progresiva para 2030. Además, pretende adelantar a 2027 el aumento de 42 a 43 años del período de cotización para lograr una pensión completa, hasta ahora previsto para 2035.
El portavoz del Gobierno francés, Olivier Véran, reconoció ayer la incertidumbre sobre si logrará la mayoría parlamentaria necesaria para aprobar su reforma o si tendrá que recurrir a adoptarla sin voto, lo que abriría la crisis política.
En una entrevista a la emisora Europe 1, Véran admitió que no descarta el recurso al artículo 49.3 de la Constitución, que le permite evitar el voto en el Parlamento de un proyecto de ley a cambio de permitir que la oposición presente mociones de censura que se debatirían en un plazo de 48 horas.
Manifestaciones
La reunión de la comisión mixta paritaria, tuvo lugar ayer con el trasfondo de la octava jornada de huelgas y manifestaciones contra la reforma, organizada por los sindicatos a nivel nacional.
El secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, primer sindicato del país), Laurent Berger, explicó al comienzo de la manifestación en París que es "la última expresión del mundo del trabajo para decir a los parlamentarios que no voten esta reforma".
"Es el último grito del mundo sindical", subrayó Berger.
El sindicalista insistió en su voluntad de poner presión a los parlamentarios hasta el último momento y en advertir de que aunque el proyecto de ley culmine el proceso en las dos cámaras, "eso no acabará con el resentimiento de los franceses.
En cuanto a qué ocurrirá si la ley sale adelante, el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT, segunda central francesa), Philippe Martínez, dijo que "para nosotros, hay que continuar la lucha" y recordó que en el pasado "ha habido leyes que se han promulgado y que no se han aplicado nunca".
Entre las huelgas destaca la de los basureros en varias ciudades del país, en particular en París, donde se mantiene desde hace una decena de días en la mitad de sus diez distritos, lo que produjo que se acumularan ayer 7.000 toneladas de residuos en las calles.
En este sentido, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, advirtió ayer a la alcaldesa, la socialista Anne Hidalgo (contraria a la reforma), que si no lo hace ella por razones de salubridad, él mismo obligará a los servicios de retiro de basura, que limpien las calles.
El plan de pensiones tiene el rechazo frontal de sindicatos, los partidos de izquierda, la ultraderecha de Marine Le Pen y cerca del 70% de los franceses, según distintas encuestas.