Hace un tiempo que parlamentarios habían planteado la necesidad de aprobar un sexto retiro desde los fondos previsionales de las AFP. Tras el fracaso del cuarto y quinto, los que no lograron salvar el primer trámite legislativo, fijaron su estrategia para este año, argumentando que hay una necesidad en la población que no se ha resuelto mediante las políticas de Estado, especialmente se habla de una deuda con la clase media.
La iniciativa es conocida en el Congreso y sus autores han buscado sumar apoyo desde antes del cierre del período legislativo del año pasado. La diputada Pamela Jiles y su par René Alinco, son fervientes defensores del proyecto, incluso se aferraron a la idea del gobierno sobre un autopréstamo (rechazada en general), para plantear que el objetivo es similar y que es necesario aplicarlo ahora, con la actual coyuntura económica.
Exigen apoyo para las familias chilenas que aún no se recuperan de los efectos de la pandemia y que atraviesan por momentos complejos. Y que no se han resuelto a través de bonos y otros incentivos.
El contrapunto está en los negativos efectos que provocaría un nuevo giro de recursos desde las pensiones. El país lo vivió, y aunque muchos aseguren que fue sólo un elemento más en la crisis inflacionaria, expertos siguen sosteniendo que el costo se mide a nivel macro, en inflación, gasto fiscal y en el deterioro de las pensiones.
Serán esos los puntos que determinarán la discusión y los autores del proyecto definirán su modo de reforzar sus planteamientos, cuando a priori parece que no cuentan con el respaldo para sacarlo adelante. Sólo el PDG, cerró filas y está dispuesto a entregar sus votos.
Claramente se tiene que medir el impacto del sexto retiro en una economía resentida, que recién el mes pasado mostró un mínimo crecimiento en el Imacec, lo que podría verse seriamente afectado -como ya ocurrió- con los movimientos de las cuentas individuales de pensión.
El camino que repiten quienes están por rechazar la idea, es que las ayudas del gobierno sean lo suficientemente robustas y apuntada a quienes lo necesitan hoy. No sólo los sectores más vulnerables, hay un amplio espectro que necesita un reimpulso para mejorar su economía familiar.
La tarea es gubernamental, medir la eficiencia del bono marzo y agregar otras medidas que sean necesarias para frenar los afanes de un sexto retiro.