La región de Atacama es un destino turístico único por su rica oferta de atractivos naturales y culturales, como el Desierto Florido, Bahía Inglesa, Laguna Verde, el Parque Nacional Pan de Azúcar, las lagunas de Santa Rosa y del Negro Francisco, entre otros lugares. Además, la región esconde un patrimonio arqueológico de gran valor, como se sigue demostrando con el reciente hallazgo de un entierro prehispánico con elementos culturales destacados, como textiles y cerámica.
Sin embargo, a pesar de la oferta turística de la región, el sector reportó altibajos en su actividad económica durante los primeros meses de este verano. En localidades emblemáticas como Caldera, los empresarios se quejan por la baja del turismo en enero, cuando tras la reapertura total del cono sur tras la pandemia del Covid, se esperaba un arribo mayor de turistas.
La baja actividad turística se debe a diversos factores, entre ellos, la situación económica nacional que ha afectado la capacidad de gasto de las personas, lo que ha disminuido la cantidad de turistas que llegan a la región. Además, la inestabilidad política y social de otros países de la zona, tradicionalmente también aportantes de turistas, ha generado incertidumbre en los potenciales visitantes, especialmente en argentinos y brasileños que experimentan contratiempos en materia de estabilidad.
A estos factores se suma la pandemia, que ha dejado una huella en el sector, generando preocupación y desconfianza en los turistas potenciales. Por lo tanto, es importante tomar medidas para proteger y cuidar este potencial económico. El rescate arqueológico y su materialidad cultural asociada es una acción necesaria para preservar la historia y cultura.
Además, es importante promover el turismo responsable y sustentable en la región, cuidando el entorno natural y patrimonial, promoviendo una actividad turística consciente y respetuosa. La sostenibilidad es clave para el desarrollo del sector turístico y debe ser una prioridad para los gobiernos locales y empresas turísticas.
En este sentido, es necesario seguir fomentando una gestión turística integrada y participativa, que involucre a todos los actores para desarrollar un turismo responsable, que respete y valore la cultura y la naturaleza de la región. Además, es fundamental trabajar en conjunto para generar una oferta turística diversa y atractiva, que permita atraer a turistas nacionales e internacionales.