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No a las soluciones parche
Plan para erradicar las carpas y rucos" titulaba un medio sobre la iniciativa del gobierno para recuperar los espacios públicos del eje Alameda-Providencia. Lamentable, porque lo que debemos erradicar es la extrema pobreza y exclusión de nuestra sociedad.
"Recuperar el espacio público" es un eufemismo para aludir a la eliminación de las personas en situación de calle que se han instalado en el sector.
El ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, ha señalado que las personas "erradicadas" serán trasladadas a albergues y residencias y se les brindará una respuesta integral. Como Hogar de Cristo estamos de acuerdo con prestar ayuda a las personas, pero la situación de quienes viven en carpas o rucos no se resuelve con albergues ni con iniciativas asistenciales, que ha sido la respuesta del Estado siempre. Esos son simplemente "parches" para un problema complejo que muchas veces invisibilizamos, porque nos parece inabordable.
La real solución al problema de las personas en situación de calle -y la evidencia internacional lo afirma- pasa por contar en primer lugar con una vivienda y, luego, con acompañamientos psicosociales e incluso con apoyo terapéutico.
Vivir en situación de calle es, sin duda, una de las mayores expresiones de vulneración de derechos humanos, ya que se trata de personas privadas de hogar, techo, red de apoyo, salud, trabajo, educación, alimentación, abrigo, higiene… El dolor, la vulnerabilidad, el miedo, la discriminación, la violencia e incluso la muerte, son parte del día a día de estas personas. Muchas viven en esa realidad debido a traumas complejos que se arrastran desde la infancia, historias de violencia, maltrato y desamor. En ese contexto, el consumo de alcohol y drogas sirve para adormecer la angustia y la frustración; es una medida de escape e incluso de autocuidado.
Es posible superar la situación de calle, pero para ello se requiere de una voluntad política y social decidida que no vemos. Un indicio de esto es que no contamos siquiera con un catastro actualizado de cuántas personas están viviendo en la calle, lo que es básico ya que las soluciones son diversas para un grupo heterogéneo, donde conviven hombres y mujeres solos, niños, familias, migrantes, adultos mayores, jóvenes. La diversidad de edades, condiciones físicas y mentales, tiempo de permanencia en calle, es enorme. El Registro Social de Hogares señala que hay unas 20 mil personas en todo el país; nosotros estimamos que son más de 30 mil.
Para abordar seriamente el tema, el Estado debe integrar sus servicios y actuar de manera coordinada, lo que la mayoría de las veces no ocurre. Esto no es solo tarea del Ministerio de Desarrollo Social, también involucra a los ministerios de Vivienda, Salud, Educación, Trabajo, Interior y Exterior. En cada territorio, los municipios deberían ser claves en privilegiar en sus servicios a la población más excluida y deberían tener las herramientas para proyectar soluciones habitacionales integradas a escala y trabajar con organizaciones del tercer sector en una estrategia de superación, con metas definidas para que un tiempo ojalá próximo nadie más duerma en la calle o al menos se disminuya de manera considerable esta vergonzosa situación. Y para ello no es el asistencialismo añejo el que nos ayudará, sino políticas basadas en estándares mínimos de derechos humanos y de reconocimiento de la dignidad de todo ser humano.
Andrés Millar, director de inclusión social Hogar de Cristo
Respuesta a carta
Señor director:
El presidente de una de las sociedades médicas de cirugía plástica abordó en este medio un tema que nos preocupa profundamente: las muertes de pacientes o complicaciones en cirugías plásticas (o estéticas).
Coincidimos en que se trata de un grave problema de salud pública, que debe ser abordado con sentido de urgencia para garantizar la seguridad de los pacientes. Como Sociedad nos agrupamos precisamente con el objetivo de reunir a los médicos que cuentan con los conocimientos, las competencias y la experiencia en este tipo de cirugías y hacernos cargo de estas situaciones, particularmente desde el punto de vista de la prevención.
Es por esto que actualmente estamos trabajando -junto a otras sociedades médicas- con las autoridades de Salud para elaborar una nueva normativa para la fiscalización y acreditación de estas cirugías. Estamos convencidos de que el problema de fondo es que las necesidades de la ciudadanía no están realmente cubiertas a nivel nacional, por lo que es urgente ampliar las especialidades médicas.
Entidades estatales, sociedades médicas y científicas, universidades, instituciones acreditadoras o certificadoras, tenemos el deber de trabajar en conjunto para lograrlo, con el fin de avanzar en más y mejor salud para todos.
Dr. Héctor Valdés, presidente Dr. Felipe Costa, vicepresidente Sociedad de Cirujanos Estéticos Reconstructivos de Chile
Despertó el monstruo
Estimado director:
Despertó el monstruo, no estaba muerto...
Todos quienes ven (o intentan ver) el Festival de Viña por TV, lo agradecen, al fin se sintieron representados, el monstruo volvía en gloria y majestad (tampoco hay que ponerle mucho), digamos que solo despertó el monstruo, para colocar las cosas en su lugar...
Porque nadie pide que el monstruo, haga "pebre", a todos quienes se suben al escenario de la Quinta Vergara, pero al menos, que se haga respetar, ante el uso de "Playback" de pseudo- cantantes, de sufridas e insostenibles rutinas de cuentacuentos, etcétera, y lo más importante, exigir su derecho exclusivo, de decidir quién se gana las gaviotas y quién no...
Raya para la suma, solo la presencia de un monstruo muy vivo y exigente, hará pensar más de dos veces a quienes pretendan subirse al escenario de la Quinta Vergara, y así "sin querer queriendo", los productores, traerán solo "sandías caladas", y nada de "cantantes" que no cantan ni en la ducha, ni pseudo- humoristas, que ni haciéndole cosquillas en las "patas al monstruo", lo harían reír, y no es chiste...
Despertó el monstruo, y harta falta que hacía, le pone la "cuota de adrenalina" a esta versión del Festival de Viña, y le devuelve el sello de prestigio, que nunca debió perder...
¡Monstruo no te mueras nunca!
Luis Enrique Soler Milla