De principios se trata
¿Cómo es eso? Que todo aquello que asumamos, emprendamos, debe estar ligado a valores, a mínimos, a principios. Debe estar unido a aquello que mínimamente encauza nuestro vivir, más allá de lo contingente, de lo casual; esta vez, más bien, es causal. Estos principios se vinculan con los sueños de cada uno de nosotros, y está claro que no tienen que ver con el hacer, tienen que ver con el ser, con nuestra esencia; si de principios se trata, esta vez, han de ser principios éticos.
En un nuevo texto, en una nueva carta magna, habría que consignar esos mínimos, esos principios bases. Y no son cinco ni diez ni quince, debieran ser algunos más los considerados. ¿Cómo cuáles? Aquí van algunos, respeto por la dignidad humana, derecho universal a la educación, preservación de la paz, desarrollo social sostenible, acceso universal a la salud, derecho a un medioambiente sano, derechos humanos interdependientes, derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo, derecho a la vivienda, derecho al trabajo, derechos de los niños, niñas y adolescentes, derechos de las personas mayores, derechos de los pueblos originarios, derechos humanos de las mujeres, tolerancia y multietnicidad, igualdad de oportunidades, economía ecológica, justa y solidaria,… estos principios, los que se desprendan de estos y algunos cuantos más.
Fácil es, quizás, nominarlos, hacer una lista de ellos, lo complejo, lo verdaderamente complejo es concordar en ellos y hacerlos operativos, fijarlos, e itinerarlos en el tiempo y el espacio; ¿más preciso?, ahora, en este, nuestro Chile, y para veinte, treinta o más años. NO es la pretensión tenerlos todos, de una, hay que ordenarlos paso a paso en el tiempo; y, más que lenguaje técnico, jurídico, es imperativo dar espacio generoso a un itinerario en el sistema educativo social e institucional, esta es la llave maestra, la educación, y no la educación cosista, sino aquella trascendente.
En esta muestra o propuesta, no hay un principio menos importante que otro, todos y cada uno de ellos son de suyo imprescindibles, además están concatenados, uno sostiene al otro, uno se condice con el otro, y así. Y si los analizamos, no es una suma, es más que eso, son objetos sinérgicos.
Una vez más, solo una vez más, al mediar en esta discusión, o con esta proposición, los principios mínimos a los que nos referimos, bien podríamos denominarlos principios tradicionales de la ética social, en los que la transparencia, la honestidad y la responsabilidad deben ocupar de modo preeminente todo el entorno.
Raúl Caamaño Matamala
Profesor Universidad Católica de Temuco
Nuestro archivo
15 años | 7 de febrero de 2007
La despedida de todo un "Gentleman"
En la calurosa tarde de ayer, centenares de personas acompañaron los restos del ex alcalde de Copiapó, John
Horsley Brito. Su familia, ex autoridades regionales, el actual alcalde de Copiapó, Marcos López, y mucho público en general que compartió con él, se
hizo presente para despedirlo por última vez.
11 años | 7 de febrero de 2012
Autorizan el bombardeo de nubes en la región
"Entre un 15 y 30% podrían aumentarlas precipitaciones-dependiendo de
las condiciones climáticas-, a través
del bombardeo de nubes", expresó el
ministro de Agricultura, Luis Mayol,
quien aseguró que se están tomando
todas las medidas de prevención necesarias en el corto plazo, para ir en
ayuda de los agricultores.
4 años | 7 de febrero de 2019
Invierten $100 millones para cerco del aeropuerto
En 2015 se conoció el robo de 89 paños del cerco perimetral del Aeródromo Desierto de Atacama. Instalación que fue reemplazada durante 2016 con un proyecto de reposición del perímetro cuya inversión alcanzaba los $67 millones. Eso solo para reponer la parte sur del aeropuerto, la que fue víctima de quienes sustrajeron dicha cerca de seguridad.
¿Nueva institucionalidad para Bomberos?
En medio del combate a las llamas, bueno es preguntarse la necesidad de que la institución tenga un perfil distinto. ¿Deben ser incluidos nuevamente en la nueva propuesta constitucional? Todos quieren mejoras, el asunto es si lo que suena bien es lo adecuado. El Estado no ha brindado una buena institucionalidad a otros organismos, siendo Carabineros un ejemplo de aquello.
Bomberos nuevamente aparece como una institución que en sus filas tiene "héroes" por el duro combate de los incendios forestales del sur del país y con ello, otra vez, surge el debate sobre las condiciones en que trabajan. La discusión parece eterna y ni siquiera hay atisbos de ser zanjada. La mejora en la institucionalidad es un punto en común entre distintos sectores, pero no avanza por un aspecto demasiado básico en el que el país se ha dado vuelta incluso a nivel de propuesta constitucional: el cómo hacemos para contar con una institucionalidad adecuada para el trabajo en emergencia.
En esta materia es bueno resolver dos puntos. El primero, quizás más importante, es la definición del trabajo como remunarado o no. "No necesitamos un sueldo", decía Sergio Albornoz, de la Junta Nacional de Bomberos, durante 2015 precisamente en el contexto de incendios forestales que en esa ocasión afectaban a Valparaíso. Voluntarios fueron más allá y comentaban que un sueldo podía incluso propiciar un trabajo deficiente. Más vale el amor a salvar a otros, que el dinero en sí.
En este contexto, se debe agradecer el sentido solidario tras la acción de los voluntarios, pero esto no debe ser confundido con una precarización de las labores.
La anterior propuesta constitucional establecía que el Estado debía garantizar el total de los gastos operacionales, capacitación y equipos de la institución. Junto a esto, entregar cobertura médica a su personal "por accidentes o enfermedades contraídas por actos de servicio".
Ante esto la pregunta parece necesaria ahora que se viene un nuevo proceso constitucional: ¿es necesario que la futura propuesta de la Carta Magna recoja todo o parte de la rechazada durante septiembre de 2022?
En primera instancia, debe ser uno de los puntos de importancia a debatir por parte de los consejeros, que deben velar por un funcionamiento adecuado de Bomberos. La idea de incluirlos como un organismo del Estado parece una buena propuesta, pero -como muchas otras que suenan bien- requieren de un análisis profundo que recoja las opiniones y experiencia de los propios voluntarios, como también de expertos en la materia. A veces el querer hacer mejoras termina provocando el efecto contrario, especialmente en un contexto en que el Estado no es capaz de dar una buena institucionalidad a otras entidades como Carabineros.