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Final del Mundial
Este domingo se realiza la final de la Copa Mundial de 2022, y, más allá de los análisis futbolísticos, se enfrentan dos selecciones que muestran en sus rostros y apellidos la migración de la que fueron parte en su historia.
La mano de obra migrante ha creado la estética urbana de Catar que emerge como uno de los principales atractivos del certamen realizado. El diseño arquitectónico de sus ciudades e infraestructura pública juega un rol preponderante en la construcción de la identidad nacional e integración simbólica de este pequeño país, que desea ser reconocido a escala internacional más allá de sus riquezas primarias asociadas a la producción de hidrocarburos.
La dimensión urbanística-arquitectónica, con sus derivaciones políticas y culturales, son componentes de larga data en la máxima fiesta del fútbol mundial, estando presentes desde sus inicios. La cita futbolística planetaria se origina debido al éxito que habían tenidos las competencias de este deporte en los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, por lo cual el abogado francés Jules Rimet propone en el Congreso de Ámsterdam de la FIFA, en 1928, la organización de un campeonato mundial de naciones. La República Oriental del Uruguay, cuya selección había logrado el oro olímpico en 1924 y 1928, asumió ese desafío. Fue una decisión que no estuvo exenta de controversias y reparos de parte de los países europeos, debido a que el evento se realizaría al otro lado del Atlántico, en un país con corta historia y fuera del foco de las decisiones euro-centristas.
En 362 días, un tiempo récord para esa época, se construyó e inauguró la principal sede del evento deportivo de 1930: el Estadio Centenario, con una capacidad para más de 70.000 espectadores, el que fue apodado el templo del fútbol y que es hoy Monumento Histórico del Fútbol Mundial.
Sin embargo, detrás de este relato hegemónico se ocultaban realidades incómodas. La imagen de una nación moderna y pujante le daba la espalda a un mundo rural considerado atrasado, no se hacía cargo de las matanzas contra los pueblos indígenas del territorio uruguayo y también evadía la profunda crisis económica global que a comienzos de la década del 30 afectaría fuertemente a los sectores populares.
Hoy, 92 años después, un similar ejercicio de visibilización y ocultamiento se desarrolla en las ardientes calles de Doha y sus alrededores. Un ejemplo paradigmático es el Lusail Stadium, donde se jugará la final del mundial es un símbolo de su proyección como emirato desde un fanal árabe, un enorme coliseo para 80 mil personas, con tecnología de punta, que genera su propia energía con paneles solares. Se ubica en la nueva ciudad-isla de Lusail, un proyecto urbanístico faraónico diseñado para albergar a unas 250 mil personas, ubicado a 15 kilómetros de la fastuosa capital del emirato.
Es un relato que muestra una faceta del estado con el mayor ingreso per cápita del planeta, pero que encubre los dramas y abusos asociados a la mayor fiesta deportiva global: la migración, las más de 6000 personas fallecidas durante la construcción de las obras que permitieron albergar al mundial, como también las permanentes y sistemáticas violaciones de los derechos humanos.
José Albuccó, académico
El "Caso Caval" se pone más terrenal
la primera temporada por la venta millonaria de informes de temas mineros por mil millones de pesos al empresario Gonzalo Vial.
Siguió la segunda temporada con un mega préstamo de 6.500 millones de pesos al Banco de Chile, y hoy día sorprende con una tercera temporada, pero esta vez, más terrenal, es por demanda de la actual pareja de Sebastián Dávalos por desalojo de casa en contra de Natalia Compagnon y a su vez, otra demanda por pensiones de alimentos de Compagnon en contra de Dávalos.
Definitivamente el Caso Caval, que en un principio, aparecía tan lejano de la vida de la señora Juanita (con montos millonarios involucrados y personajes impensados), hoy día es más cercano a ella, que más representativo de la realidad nacional podría ser, cuando incluye demandas por pensiones de alimentos, desalojos, etcétera. La señora Juanita ya está esperando la cuarta temporada.
Luis Enrique Soler Milla
Constitución política
La Constitución Política es una norma jurídica especial y suprema que preside la vida jurídica y política de un país; que establece los principios básicos rectores del orden social -que deberían estar basados en la primacía del hombre por sobre el Estado, en la autonomía de las sociedades intermedias, en la promoción del bien común y en una armonía entre el orden y la libertad- y la organización básica de un Estado; que fundamenta y legitima las instituciones políticas; que formaliza las relaciones de poder y que lo limita, reconociendo y asegurando a los ciudadanos una esfera de derechos y libertades fundamentales, estableciendo formas de tutela o de protección a fin de hacerlos efectivos, incluso frente a excesos de los poderes públicos.
La Constitución fija las esferas de competencia y la responsabilidad de las diversas instituciones, órganos y autoridades superiores del Estado, atribuyendo sus funciones, facultades y limitaciones; contempla una separación y equilibrio de poderes y mecanismos o herramientas que permitan controlar el ejercicio del poder por parte de los órganos del Estado y consagra los contrapesos institucionales que permitan asegurar los derechos de las minorías.
Una Constitución es un proyecto de convivencia en una empresa común. Ella debe asegurar el desarrollo nacional en un contexto de respeto a la idiosincrasia e identidad histórico cultural. Los redactores de una Carta Fundamental deben rechazar aquellas proposiciones que constituyan una ruptura con el modo de ser histórico de la nación.
Adolfo Paul Latorre
Acuerdo a la chilena
Con una premura inusitada las fuerzas políticas sellaron un nuevo acuerdo constitucional.
Y como esto es Chile, y todo se hace "a la chilena", una vez pasada la efervescencia comenzaron a aflorar los primeros atisbos de realidad.
Por un lado, ya existen voces en algunas colectividades que intentarán modificar el acuerdo en su tramitación. Otros, simplemente, no respaldaron pero participaran en los comicios para elegir representantes.
Otro tema ha sido si, quienes participen, deberán (o no) percibir remuneración, una discusión donde primero fue "no" y luego "sí".
Y por si fuera poco ahora se dieron cuenta que las reglas del juego electoral son otras, disminuyendo el número de representantes.
¿Será que alguna vez hacer las cosas "a la chilena" será sinónimo de hacerlas bien y no de un transversal despelote?
Rodrigo Durán Guzmán