El tenis como eje del desarrollo de niños y de la región
Durante ayer fue la ceremonia de premiación del torneo CET que ya es una tradición y que se ha convertido como un referente deportivo, confirmando que el "deporte blanco" no es de elite. Se demuestra que el tenis no es un deporte de élite, dado que abarcar participantes de distintos establecimientos y es capaz de contar con representantes de sectores apartados como El Tránsito.
Ayer se realizó la ceremonia de premiación del torneo CET, que este año tuvo su decimoséptima versión, lo que lo valida como una actividad tradicional para Copiapó e incluso para Atacama.
Son pocas las iniciativas que podrían decir que se han mantenido en el tiempo y, en ese sentido, cabe destacar la organización que se ha mantenido impecable desde un comienzo e incluso se ha ido potenciando cada año.
Este torneo demuestra que el tenis no es un deporte de élite, dado que abarca participantes de distintos establecimientos y es capaz de contar con representantes de sectores tan apartados como El Tránsito, que necesitan vincularse a la región de esta y otras formas para que sus habitantes tengan un desarrollo acorde a un país moderno.
Este torneo representa una oportunidad para cientos de niños y adolescentes que pueden convertirse en líderes atacameños en el llamado "deporte blanco".
Ayer estuvo nuestro medallista olímpico, Fernando González, quien entregó palabras de aliento a los presentes, de los cuáles perfectamente alguno podría llegar a lo alto. El ejemplo de Matías Soto, quien es parte del equipo de Copa Davis, sigue vigente dado que surgió en el polvo de ladrillo de este torneo copiapino.
El que hayan actividades deportivas debe ser el norte del país y la región, especialmente en un contexto de pandemia donde la actividad física ha sido dejada de lado y donde los niveles de aprendizaje en educación física han ido a la baja.
Y también es importante que trasciendan por los años y décadas, porque se transforman en un referente para adolescentes, niños y también para sus padres y apoderados, los cuáles -dicho sea de paso- cumplen un rol fundamental en el trabajo que puedan hacer menores de edad ya sea para escalar a nivel profesional o como práctica para la recreación.