El particular Mundial de Fútbol de Qatar
Por primera vez se juega en este mes del año y en un país con poca tradición futbolera y muy apegados a las leyes musulmanas, muchas de ellas en retroceso en el mundo occidental. Será difícil controlar a la marea humana que ingresará a Qatar y que tienen otras costumbres. Lo más probable es que se reporte más de un problema entre los visitantes y la policía, agregando otro ingrediente a tan peculiar mundial.
Sin lugar a dudas el Mundial de Qatar, que parte hoy, será atípico en muchos sentidos. Partiendo por la fecha de realización que se cambió de los habituales junio y julio por noviembre y diciembre, debido a las condiciones climáticas del país anfitrión, lo que bien puede ser anecdótico ante la serie de restricciones que deberán respetar los hinchas que lleguen a la justa deportiva.
Los rectores de la FIFA, varios que votaron por esta nación de Medio Oriente, sabían lo conservadora de la sociedad qatarí y de lo estricto que son en el respeto de normas, muchas de las cuales van en retroceso en occidente. Principalmente en las libertades para las mujeres, la homosexualidad, las demostraciones de afecto en lugares públicos y el consumo de bebidas alcohólicas.
Sin duda, no es el mejor escenario para recibir fanáticos que en este tipo de campeonatos se caracterizan por los excesos en las celebraciones y por ser desinhibidos en su actuar.
Entonces ya se está frente a dificultades que más de un inconveniente acarrearán a los que lleguen a Qatar.
Las autoridades qataríes y el comité organizador han insistido en que quienes lleguen deben respetar sus leyes y tradiciones. No obstante, han aplicado cierta flexibilidad que ha sido mínima respecto a lo habitual de Europa y América. Por ejemplo, las parejas podrán caminar de la mano, pero deben evitar demostraciones de afecto muy efusivas, entre ellas besarse.
Lo que desató polémica fue que finalmente no se podrá vender alcohol en los estadios, pese a que había un preacuerdo, sólo se podrá hacer en los fans zone, lugares habilitados para ver los partidos en pantallas gigantes. También habrá sitios para que quienes estén en ebriedad puedan recuperarse para que no transiten en estado etílico por las calles y arriesguen multas.
Será difícil controlar a la marea humana que ingresará a Qatar y que tiene otras costumbres. Lo más probable es que se reporte más de un problema entre los visitantes y la policía, agregando otro ingrediente a tan peculiar mundial.
La FIFA tendrá que hacerse cargo y explicar la decisión de llevar esta competencia a un país tan poco futbolizado, conservador y con poco interés de abrirse al mundo. Con argumentos sólidos para que no se siga asentando la idea que la sede no fue elegida por criterios deportivos sino, sino porque el dinero corrió entre varios de los que decidieron.