¿Quiénes quedarán atrás?
En el mes de octubre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) conmemoró el Día mundial de la Alimentación, buscando promover la sensibilización y la acción en todo el mundo para aquellos que padecen hambre, atendiendo a la necesidad de garantizar una alimentación saludable para todos. En este año 2022 el mensaje que se quiere entregar es "No dejar a nadie atrás".
Se estima que para el año 2050, los rendimientos de los cultivos básicos podrían disminuir casi un tercio, si no hay una reducción drástica en las emisiones del co2. Si este pronóstico se cumple, entonces ¿quiénes quedarán atrás?
Posiblemente si continuamos con las mismas acciones, quienes quedarán atrás serán los que vienen. Si solo tomamos medidas para resolver la inmediatez de la escasez no lograremos proteger la alimentación de nuestros niños en su vida adulta. Los desafíos actuales en cuanto a la alimentación nos obligan a construir un mundo sostenible, pero ¿cómo podemos ser partícipes de la construcción de este mundo?
Podemos aportar con pequeños cambios a diarios, por ejemplo, tomar conciencia que el alimento que compramos, frutas, verduras, etc. ocupa distintos recursos naturales para su elaboración, desde su cultivo en la tierra, el agua, el transporte, entre otros, y lamentablemente en muchas ocasiones con una mala planificación en las compras terminamos botando muchos de estos alimentos.
Otra forma de aportar como comunidad es prefiriendo el mercado local, cuando compramos alimentos traídos de otros lugares más lejanos, agregamos dentro del uso de recursos para su distribución el transporte, los envases y todo eso aumenta la emisión de co2.
arolina Mella Ahumada, académica Universidad Central Región de Coquimbo
Gastar mejor
Antes de subir impuestos, la clase política y la élite santiaguina, nos deben demostrar que están haciendo buen uso de los recursos fiscales. Sabemos que se ha evaluado muchos programas que tienen una mala evaluación y se sigue con esos programas, además que hay otros que se pueden postergar. Las empresas e instituciones que han entrado en sistemas de gestión de calidad, ven que el costo de mala calidad fluctúa entre el 8% al 20% de los ingresos. Supongamos que en el caso del Estado chileno exista un 10% de costo de no calidad o malos gastos e inversiones, eso significa que existen Mill USD 12.000 al año para reasignar.
Jorge Porter
Productos "sanos"
Marcas sostenibles, verdes, sanas, ecológicas y respetuosas, es lo que los consumidores de hoy buscan y, lo que las empresas desarrollan y comunican. Sin embargo, cuando nos movemos a los supermercados o almacenes, nos encontramos con que "ser ecológicos, respetuosos, conscientes y, sobre todo, sanos, es más caro que no serlo".
Por ejemplo, la leche blanca líquida. Si se elige 1 litro de leche semidescremada sin lactosa, cuesta entre un 18% y un 25% más que la leche entera de la misma marca y formato. El spaghetti sin gluten vs normales: un 116% más. Pareciera que la conciencia por un "mundo mejor y más sano" está destinado a los que pueden pagar más.
En Chile, un país de ingreso medio, donde la pandemia de obesidad y sobrepeso es la segunda más alta de la OCDE (después de México y antes de USA), no es lógico que para llevar una vida más sana se deba pagar más. Creemos que existen acciones que podrían mejorar y estimular el consumo más consciente, tales como: incentivos tributarios a la producción y venta de productos sanos; sacrificio de márgenes, por parte de productores y toda la cadena de distribución; campañas comunicacionales, que incentiven la elección de esos productos.
Tener marcas y productos conscientes, sostenibles, "verdes" y que respondan al temido Cambio Climático no es sólo es producirlos y comunicar sus beneficios, el verdadero cambio es que la ciudadanía tenga acceso real a ellos.
Juan Claudio Edwards, Addval Branding
Sequía
El agua es un recurso imprescindible para la vida y el desarrollo de cualquier actividad productiva. Aun así, en el mundo una de cada tres personas vive sin acceso a agua potable, lo que supone un enorme desafío para quienes enfrentan esta realidad.
En Chile, la cifra llega a un millón de personas, situación que se ha visto acentuada a consecuencia de la profunda sequía que nos afecta y que tuvo a 2021 como el más seco de los últimos 13 años.
Cerca del 11% de la población chilena es rural, y son esas personas las más afectadas por la sequía. Según el Instituto Nacional de Estadísticas, sólo el 53% de la población rural tiene cobertura de agua potable.
Las cooperativas de agua potable y saneamiento rural tenemos un rol vital en estas zonas, asegurando el abastecimiento de las comunidades para aportar bienestar, tanto en materia de salubridad como en desarrollo social y económico.
Por primera vez en Chile, en la comuna de Paine se hizo una alianza tripartita entre la cooperativa de Agua Potable Hospital Champa; la municipalidad y la comunidad para desarrollar un proyecto de agua potable. A través de éste, más de 500 familias tendrán acceso a agua potable en los próximos meses, tras décadas dependiendo de camiones aljibe y un suministro discontinuo.
Esto demuestra que el trabajo colaborativo es una gran solución para problemas tan complejos. Cuando la comunidad trabaja unida, con ayuda de particulares, las soluciones pueden llegar más rápido.
Sin duda, el caso de Paine se puede replicar en otras comunas del país. En la Asociación Nacional de Cooperativas estamos convencidos de que debemos ser parte de los cambios que generen más inclusión y que cubran aquellas necesidades que las comunidades no tienen resueltas, impactando en los distintos territorios y llegando con nuestros servicios donde otros no llegan.
Rodrigo Silva, presidente de la Asociación Nacional de Cooperativas de Chile Guillermo Saavedra, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas de Servicios Sanitarios