Uno de los aciertos de la actual mandato municipal de la capital regional ha sido la instalación de un letrero con las letras "Copiapó" que se puede ver desde varios puntos. Transeúntes y visitantes se han tomado fotografías junto a la estructura que está funcionando como un buen complemento del atractivo del sector, dado que colinda con el parque Kaukari y da una bienvenida más amigable a quienes pasan por la avenida Copayapu y buscan tomar la ruta 5 Norte ya sea al sur o al norte, como también da esa bienvenida para quienes ingresan al sector centro. Por ello el hecho de que campistas o personas cobren por sacarse una fotografía, es un perjuicio para la ciudad y un signo de alteración para quienes pasan por el sector, buscando inmortalizar ese momento. Desde el municipio indican que han tomado acciones con las personas que pernoctan en el sitio, pero lo cierto es que cada cierto tiempo la plaza Colipí se vuelve a transformar en un punto muy poco amigable, perdiendo su esencia. Es el sino o destino constante de las comunas que cuando ganan espacios públicos que maravillan, se terminan transformando en lugares para pernoctar, de vandalismo, de delincuencia o terminan siendo dañados por el paso del tiempo o por las personas, sin que se pueda hacer mucho.

Y es que ni siquiera una ordenanza parece ser efectiva, para detener este tema. El ejemplo de los limpiaparabrisas calza perfecto, dado que cada cierto tiempo se instalan justo en la otra esquina, en el puente, aunque ciertamente no se han conocido denuncias de acoso contra mujeres como sucedía hace meses.

¿Qué debe hacer el transeúnte y el visitante, entonces? ¿Cómo es posible que se deba llegar al punto de simplemente pagar por sacar una foto para evitar algún hecho más grave?

Los atractivos de Copiapó no son pocos y deben ser cuidados, especialmente cuando sirven para potenciar a la ciudad como polo de atracción y en circunstancias que han impulsado conexiones armoniosas como es el caso de la plaza Colipí con el Kaukari.

La inflación que está viviendo el país nos está pegando duro como a todas las familias chilenas, obligadas a ajustar sus presupuestos para lograr salir adelante cada mes. Nosotros estamos en ese mismo esfuerzo de ajuste para sostener la operación regular de nuestros programas que atendieron el año pasado a más de 33.400 personas en extrema vulnerabilidad, abandono y pobreza, y a las que no podemos dejar en la indefensión.

Se trata de adultos en situación de calle, con discapacidad mental, con consumo problemático de alcohol y otras drogas; de adultos mayores, de niños, niñas y adolescentes excluidos del sistema escolar, de lactantes y párvulos de los territorios más críticos del país, de los marginados del mercado laboral.

El Hogar de Cristo en sus programas residenciales es igual que una casa, con el agregado de que alberga a los más pobres entre los pobres, y eso significa alimentarlos, abrigarlos, darles atención especializada en muchos casos, trasladarlos a sus controles médicos y a todo tipo de trámites.

Hasta mayo habíamos cumplido a cabalidad nuestro presupuesto. Sin embargo, el alza del IPC -conocido y padecido por todos- hace suponer que la variación de precios superará el 11% anual, lejos de lo habíamos presupuestado. Esa diferencia nos está golpeando duro, sobre todo la fuerte alza de los precios de los alimentos. Y de los gastos básicos: del combustible, tan necesario para pasar este tan frío invierno, y de los productos de aseo y sanitarios, porque la emergencia por COVID-19 no amaina.

Así, hemos tenido que suspender algunos proyectos para ahorrar y contener el incremento del gasto, y hacer esfuerzos de creatividad para allegar nuevos ingresos.

Otro desafío 2022 tiene que ver con el fortalecimiento del vínculo con las autoridades del nuevo gobierno, que -como era de esperarse- ha demorado su instalación, retrasando estas coordinaciones. También se está postergando la agenda legislativa y de avances administrativos a la espera del resultado del plebiscito de salida con la nueva Constitución.

Son tiempos de espera, pero sobre todo de inflación, un fenómeno que las actuales generaciones desconocen y que no sólo afecta al Hogar de Cristo. Sabemos que otras fundaciones, con operación residencial, están padeciendo problemas similares. Nosotros tenemos 30 jardines infantiles y salas cuna en todo el país, los que atienden a 8 mil niños en sectores vulnerables; en las hospederías hay más de mil 500 camas que cada noche reciben a personas que viven la pobreza más cruda, la de la calle. A ellos nos debemos, y a la defensa de sus derechos y necesidades básicas.

Juan Cristóbal Romero

Director ejecutivo del Hogar de Cristo

17 años | 24 de junio de 2005

Preparan explotación de nuevo yacimiento

En el 2003 la empresa canadiense Lumina Copper Corp se encargó de iniciar un programa de trabajo que dio

interesantes y positivas perspectivas

para una futura explotación de "Regalito".Tanto así que, de acuerdo a las estimaciones,podría ser considerada como el descubrimiento de cobre más grande registrado en Chile desde 1996.

15 años | 24 de junio de 2007

Piden urgente política ante desaparición de glaciares

Es una problemática ambiental. El diputado Antonio Leal, junto a su colega Enrique Accorsi, hizo un enfático llamado de alerta a las autoridades y al Gobierno a legislar sobre la protección de los glaciares que existen en el país, pues más de 35 de ellos corren serios peligros de extinción, según comentaron los legisladores.

8 años | 24 de junio de 2014

Llega clínica con médicos especialistas argentinos

Un total de 44 funcionarios de la salud

venidos desde La Rioja se harán cargo de 20 especialidades médicas y quirúrgicas en nueva clínica.

El centro se instalará en calle Las Heras y ya firmó convenio de colaboración con la U. de Atacama.

Abrirá en los próximos 40 días, según lo informado.