Hace cuatro años el ex Presidente Ricardo Lagos hablaba en entrevista con este medio acerca de sus opciones de ser precandidato presidencial del PS. A los pocos días renunciaba a esa opción, pero antes dejó una reflexión y mirada que pueden ser interesantes para estos días. "Yo creo que hay que mirar de arriba y abajo, hay que tener la mirada larga para ver el todo, porque si mira desde abajo el todo, usted lo ve desde la óptica del mundo en la cuál usted está", explicaba a propósito de la forma en que se debía gobernar el país y las críticas del ex candidato presidencial Alejandro Guillier, quien acusó que Michelle Bachelet miró Chile "desde arriba". Esto hace mucho sentido en tiempos que pareciera que se han invertido roles en la forma de hacer política en uno de los proceso más importantes de la historia, como es el redactar por primera vez una Constitución tras un proceso eleccionario. Y es que sectores postergados históricamente por la clase política han propuestos ideas refundacionales que no parecen medir ninguna clase de impacto para el país.
Es muy sano y cierto que se debe aceptar en un debate estas posturas e incluso entenderlas. No podemos olvidar por ejemplo los graves problemas ambientales que han surgido cuando hay una minería irresponsable -como el desastre ambiental provocado por Codelco hace décadas- y porque hay una sensación de injusticia en distintos ámbitos.
Pero cosa distinta es refundar todo, más cuando no se sabe el real impacto. Quienes miraban desde abajo buscan mirar desde arriba, pero se están saltando un paso importante como es una mirada transversal y larga.
Por otra parte y en medio del surgimiento de liderazgos, las nuevas generaciones no pueden actuar en base a absolutos y rechazar a los "viejos políticos" que puedan aportar con una mirada de país y su experiencia.
El cerrarse como ostra, jamás ha tenido éxito al menos en países democráticos. No se puede pensar que el 80% de las personas que votaron Apruebo buscan una refundación total, sino que más bien se busca evitar injusticias como los "delitos de cuello y corbata", las colusiones, las "sillitas musicales" y otros temas.
El país debe ser mirado de forma larga, como también recordando su historia y, en ese sentido, recordar siempre las razones de por qué comenzó todo. Esto es importante en momentos que se habla de una "tercera vía", donde se postula que el poder constituyente vuelva al Congreso. ¿En serio se cree que un órgano que ha sido criticado constantemente por la ciudadanía deba finalizar con este proceso?
Es evidente que el trabajo de la Convención está en entredicho por posturas extremas, pero es un infantilismo pensar que convencionales de ciertos sectores iban a remar a la corriente de los partidos tradicionales y que no tratarían de imponer sus posturas. Por ello, parece majadero criticar y criticar a la Convención por aquello, por lo que pareciera que a esta altura la tarea es sumar diálogo y tener una mirada amplia y desde arriba y desde abajo, le duela a quien le duela.