El proyecto de 40 horas semanales se ha tomado el debate nacional, luego que la la ministra del Trabajo Jeannette Jara, confirmó el interés por echar a andar el proyecto de ley que busca reducir la jornada laboral, lo que en primera instancia causó alerta en gremios productivos, postura que con el paso del tiempo ha cambiado. La gradualidad y "hacer las cosas" bien han sido las posturas en las últimas semanas, lo que significa que se podría prestar apoyo a la política pública.
Independiente de la forma en que se haga y si pueda ser replicado de forma exitosa como lo han hecho otros países, en esta discusión hay que sentar dos bases.
Una es que los modos de producción históricamente han cambiado y no por ello se han provocado descalabros en la economía, sino que por el contrario han sido beneficiosos. Cerrarse a la discusión no parece lo adecuado, porque se debe tener la apertura suficiente a no quedarse atrás en un mundo que gira muy rápidamente. Claro está que las cosas se deben hacer bien y no con prisas.
Lo otro es que no necesariamente el "vivir y morir" por el trabajo es sinónimo de mayor producción, sino que más bien son preponderantes la eficacia y la eficiencia en realizar los procesos. Es común que lo que se puede hacer en un paso, se haga en dos o más y que la tecnología sea una mala compañera, a pesar que Chile tiene uno de los mayores niveles de acceso a Internet en el continente.
No es solamente la burocracia en el sector público, sino que en la falta de simplificación de las labores en el mundo privado y el exceso de tiempo en instancia como reuniones que no resuelven temas o donde no surgen nuevas ideas.
Junto a esto, es importante señalar en el marco de las nuevas formas de trabajo, que el teletrabajo o las modalidades híbridas siguen siendo parte de las oficinas de Atacama y el país, pese al fin de las cuarentenas y las menores restricciones. Sería bueno saber con cifras y registros cómo podría incidir en la producción, pero lo cierto es que llevado de buena manera puede ser un interesante aporte dado que se evitan traslados que incluso podrían ayudar a la congestión vial y es un factor importante en temas como la corresponsabilidad que está tan poco avanzada en Atacama.