Tiempos modernos
Álvaro Lira , Ingeniero Civil Industrial.
Estoy cansado por el trajín de las últimas semanas. He olvidado el celular en una cafetería y utilizado un cajero automático fuera de uso.
Cuando llegué a casa, mi hijo, vestido presurosamente, salió corriendo a la cafetería donde yo estuve minutos atrás. Me había llamado para coordinar conmigo las últimas compras navideñas, pero le contestó una mujer diciendo que el celular estaba olvidado en una silla de una mesita bajo un toldo de lona, donde había llegado ella con unas amigas capeando el calor veraniego. Honestidad y rescate.
Más tarde metí mi tarjeta en un cajero electrónico sin percatarme que tenía un papel puesto de "fuera de servicio". El guardia del lugar, una mujer joven, acudió segundos tarde para indicarme que tuviera cuidado con que me atrapara la tarjeta; ya la había introducido, esperé consultando por el saldo en pantalla y no intenté una nueva acción. Luego de unos ruidos mecánicos el cajero soltaba mi tarjeta. Apoyo y alivio.
¡Qué tiempos aquellos sin celulares ni cajeros automáticos! Cómo cohabitar, ahora, con ellos sin olvidarlos porque se nos va la vida. Dejando el perdonar a seres más divinos y percibiendo que no es más que incertidumbre y ensayo lo que estamos viviendo. Así, en toda la existencia, prueba y error para encontrar soluciones y complicidad en nuestras vidas.
No pretendamos los mayores de cincuenta - recordando a Epícteto - cometer el error de enjuiciar el hoy con el criterio de lo vivido en el ayer. Sin duda son otros tiempos y una nueva generación, independiente del color político, al igual que el viento, tiene su propia dirección y velocidad. Aunque, el viento ya no sopla como antes, esta juventud tiene suficientes pulmones para mover las veletas sobre los techos, para que no se queden inmóviles indicando la punta de sus flechas, con la misma probabilidad, en dirección hacia el despeñadero que a un horizonte utópicamente prometedor. La honestidad, rescate, apoyo y alivio, de una nueva generación siempre es reconfortante. Si algunos le llaman involución; y otros, quizás, volátiles impredecibles; yo les llamo, simplemente: los coetáneos - no digo partisanos - de Boric.
¡Feliz Año Nuevo! Y a propósito de nada: ¡Deportes Copiapó a Primera!.