Reunidos alrededor de un pequeño y hermoso pesebre se encontraba compartiendo la familia de Gabriel. Al hacer recuerdos, sentían que el tiempo cada año transcurria más rápido y conmovidos reflexionaban: Son cada vez menos los seres humanos de este planeta, capaces de luchar contra el tedio que consume las energías y creatividad tan necesaria en estos días empapados de egoísmo e insolidaridad extrema.
Por si no se han dado cuenta decía el padre del joven, debemos con perentoriedad intentar por lo menos, hacer crecer los talentos y de la mano multiplicarlos con audacia, claridad, maestría, en concreta ayuda de miles de niños descalzos, huérfanos de apego, carentes de estímulos, pobres en alegrías, desprovistos de ternura, abandonados por sus progenitores, millonarios sin embargo, de soledad. Miguel estaba conmovido con su propia reflexión y al continuar, dijo con melancolía: Como no rememorar las campanadas maravillosas en mis vivencias de infancia, dónde la primera gran actividad que realizábamos con mis abuelos y hermanos consistía en acompañar a los mas abatidos y solitarios del barrio que tanto queríamos, hoy todo es correr, comprar, tener, ganar. Antes no nos avergonzábamos de visitar en su cumpleaños a Jesús niño, ¡todo lo contrario! éramos felices solamente por participar de su fiesta.
¿Será responsable la tecnología, o los seres humanos quisimos ser más veloces que las maquinarias? ¡Seguramente estamos todos con una irreparable sordera y esta es la que no nos permite escuchar el sollozo de los pequeños sedientos de protección!
Ojalá despertemos de nuestra pereza, juguemos más con la risa, sonriamos con autentica alegría, preparemos nosotros la cena, sin duda todos la apreciaran por muy austera que sea. Encontremos el espacio para visitar amigos queridos que están un tanto viejos de ausencia, besemos a nuestros hijos, con calidez suprema.
A mi amada familia, queridos colegas y lectores del diario Atacama, a los que hoy están solos y sufren, a los que están apacibles espiritualmente y en paz, les deseo una feliz Navidad. Reciban el año que llega empapados de sabiduría y reconciliación en el alma, por el nacimiento de Cristo.
Mily Soler Grez
Comunicadora social