Alerta por sistema de alimentación
Un 6.3% de niños de prekinder, un 3.9% de kinder y un 3.1% de primero básico sufren por desnutrición en Atacama. En el otro lado de la vereda, los índices de obesidad y sobrepeso son alarmantes. Nuevamente la urgencia de clases presenciales sale a la palestra. Nos movemos en extremos sin control y con pasividad y sin darnos cuenta de los graves efectos en un grupo etario que se dice está "primero" para el país. Los sectores más vulnerables son los más perjudicados.
El sistema de alimentación en Chile es malo. Solamente así se puede calificar dadas las cifras que se han conocido en el último tiempo con niños que por un lado sufren desnutrición y por otra parte menores de edad que tienen sobrepeso u obesidad, todo impulsado por la pandemia y la ausencia de clases presenciales. La desnutrición había sido supuestamente erradicada en el país, pero un 6.3% de niños de prekinder, un 3.9% de kinder y un 3.1% de primero básico sufren por esto en la región, especialmente aquellos que están en sectores vulnerables. Por otra parte, el sobrepeso y la obesidad infantil ha subido un 6% en menores de dos años, un poco más de 6% en niños de 0 a 5 años y un poco menos de 5 a 9 años.
Estamos moviéndonos en extremos sin control y con pasividad y sin darnos cuenta de los graves efectos en un grupo etario que se dice está "primero" para el país. Los daños en menores con obesidad o sobrepeso ya son sabidos, mientras que los niños con desnutrición pueden sufrir infecciones, enfermedades y retardo en el crecimiento, llegando incluso a lo cognitivo. Los efectos no se remiten a la niñez, sino que se extienden a la etapa adulta y, por ende, la calidad de vida resulta seriamente dañada.
Estamos hablando de extremos en los modos de alimentación especialmente en los sectores más vulnerables. Los niños no tienen acceso a las comidas por un ineficiente sistema o descuido de los padres, o bien pueden tener acceso pero a aquella que están llenas de "sellos" y que son de más fácil acceso monetario.
La pobreza en pandemia está escondiendo realidades mucho más terribles de lo que podemos pensar y están pasando inadvertidas en medio de las preocupaciones por tener más libertades en el comercio, el turismo, lo laboral, etc.
Las clases presenciales nuevamente vuelven a la palestra y ya a esta altura es inentendible la postura de quienes no las quieren argumentando la pandemia. Que niños no reciban su ración diaria de la Junaeb trae consecuencias mucho mayores, pero parece más fácil apuntar a lo más inmediato, a lo "popular" como es evitar contagios... ¿qué pasa entonces con los miles de niños en estado de desnutrición?