Presidente de Cuba llama a combatir en la calle ante inéditas y masivas protestas
CRISIS. Miguel Díaz-Canel dijo que la primera de las múltiples manifestaciones espontáneas que se registraron ayer en el país fue provocada por "gente mercenaria pagada por EE.UU.". Hubo choques en La Habana y saqueos.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, instó a sus partidarios a salir a las calles listos para el "combate", como respuesta a las protestas espontáneas que surgieron ayer contra su Gobierno en diferentes puntos del país, incluida La Habana, debido a la difícil crisis sanitaria y económica que atraviesa el país, que además vive el peak de la pandemia mientras escasean los insumos médicos.
"La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios", exhortó el mandatario, que acudió a la primera protesta que se registró en el país, ocurrida en San Antonio de los Baños, a 30 kilómetros de la capital, donde acompañado de un grupo de partidarios y policías, acusó a "gente mercenaria pagada por el gobierno de Estados Unidos" de organizar la marcha.
Las manifestaciones se produjeron en diferentes localidades la isla de manera espontánea, como en Güira de Melena y Alquízar en la provincia de Artemisa, Palma Soriano en Santiago de Cuba, Cienfuegos y también en La Habana, donde cientos de personas se sumaron al resto del país para pedir "libertad" y criticar al Gobierno.
A su regreso de San Antonio de los Baños, el mandatario calificó de "provocaciones de la contrarrevolución" las protestas antigubernamentales, en momentos en que el país padece una severa crisis económica y sanitaria.
"No vamos a permitir que nadie defienda un plan anexionista", sentenció el gobernante, al reiterar que tampoco entregará "la soberanía, ni la libertad" y para ello "estamos dispuestos a dar la vida".
Sin embargo, reconoció la difícil situación económica que vive el país, agravada, a su juicio, por el endurecimiento del embargo y las sanciones económicas aplicadas por Estados Unidos "para provocar un estallido social" en la isla.
El presidente también criticó la campaña impulsada en redes sociales que demanda abrir un corredor humanitario ante la difícil situación del país, especialmente Matanzas. La idea también fue rechazada por la Cancillería que calificó de "malintencionada" la iniciativa.
Las protestas surgieron en un momento de fuerte crisis en Cuba, que sufre una preocupante escasez de medicamentos y productos básicos, en medio de una dura tercera ola de covid-19, con índices de contagios extremadamente altos en regiones.
Choques en la habana
Durante la jornada, en la capital cubana cientos de manifestantes pacíficos fueron interceptados por la policía y brigadas de partidarios del Gobierno, quienes confrontaron a los manifestantes en el céntrico Parque de la Fraternidad, frente al Capitolio.
Sin embargo, cientos de manifestantes lograron evadir el cordón policial y se dirigieron en masa por el emblemático Paseo del Prado hacia el Malecón con los brazos en alto llamando "dictadores a los dirigentes del país.
Caída la noche, varias de las polémicas tiendas estatales que venden comida y productos básicos en divisas fueron saqueadas. Estas tiendas se han multiplicado en el último año en el país y muchos cubanos no tienen acceso a ellas, porque no cobran sus sueldos en dólares o euros.
"maleconazo"
Es la primera vez que un gran grupo de cubanos protesta en La Habana contra el Gobierno desde el "Maleconazo" del 5 de agosto de 1994, cuando miles de cubanos salieron a protestar debido a la intensa crisis económica que vivía Cuba tras la caída de la Unión Soviética, conocido como el "periodo especial". La protesta llegó a ser violenta, situación que se frenó cuando Fidel Castro se hizo presente.
Ante las inesperadas protestas de ayer, las autoridades cortaron el internet en todo el país. La manifestación de San Antonio, duramente reprimida, fue transmitida en directo por Facebook hasta el corte.
En este contexto, Orlando Gutiérrez, de la opositora Asamblea de la Resistencia Cubana, anunció que la organización pidió al Gobierno de EE.UU. que encabece una intervención internacional para evitar que los manifestantes sufran "un baño de sangre". Desde Washington se limitaron a respaldar las "protestas pacíficas" de los cubanos, mientras que en Miami hubo masivas manifestaciones contra el gobierno de la isla.