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para enfermedades asociadas al envejecimiento, según hemos observado en pruebas para determinar su composición química".
La Dra. María Cecilia Hidalgo, presidenta de la Academia Chilena de Ciencias, subrayó la relevancia de que el país pueda fortalecer la investigación de frontera en entornos como el Desierto de Atacama, y eventualmente otros como la Isla de Pascua y la Antártica, que ofrecen oportunidades inigualables debido a una biodiversidad única a nivel mundial. En este sentido, puntualizó, destinar esfuerzos y recursos permitirá que el país tenga un rol protagónico en este proceso.
"El trabajo del Dr. Asenjo, en colaboración con científicos internacionales, demuestra la importancia de que el país ponga en valor sus recursos naturales no solo desde una perspectiva extractivista de su modelo de desarrollo, sino también potenciando la investigación científica de vanguardia. Los resultados de investigaciones de este tipo pueden derivar en aplicaciones de interés para las próximas décadas", dijo la también académica de la Universidad de Chile.
El Streptomyces asenjonii es uno de los más de dos mil microorganismos encontrados en los últimos 30 años en el Desierto de Atacama, y que han motivado al grupo de investigación liderado por el Dr. Asenjo ha construir una base de datos abierta para fines de investigación, conservación y desarrollo biotecnológico. "El país debe asumir este potencial como una responsabilidad para impulsar investigaciones de interés internacional, y que contribuyan a generar un nuevo polo de desarrollo sustentable para su futuro", expresó la Dra. Hidalgo. "Pese a tener un bajo número de investigadores y una insuficiente inversión en ciencia, Chile tiene un potencial científico de país del primer mundo, y éste debe ser aprovechado. En algún momento, nos encontramos con el hallazgo de una molécula en Isla de Pascua (rapamicina), y ningún científico nacional participó. Hoy vemos cómo nos estrellamos con el problemas de las vacunas y muchos abogan por recuperar la capacidad de producirlas que tuvimos hace más de 20 años. Hoy eso es posible pero se necesitan mayores esfuerzos", complementó el Dr. Juan Asenjo.
En este contexto, los Drs. Asenjo e Hidalgo destacaron el reciente acercamiento entre la Academia Chilena de Ciencias y la Royal Society de Londres, como parte del programa Ciencia de Frontera, que permitirá fomentar la colaboración de jóvenes investigadores en ámbitos como astronomía, ciencias de la vida y biotecnología, entre otros. "Es la primera vez que la Royal Society realiza una de estas reuniones, que convocan a academias de los principales países del mundo, de manera virtual", precisó el académico de la U. de Chile.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la resistencia a los antimicrobianos pone en peligro la eficacia de la prevención y el tratamiento de una serie cada vez mayor de infecciones por virus, bacterias, hongos y parásitos. Al mismo tiempo, la búsqueda de nuevos fármacos para condiciones como el cáncer o enfermedades vinculadas al envejecimiento es un tema crítico para la industria biotecnológica.
Es en ese contexto donde la búsqueda de nuevas moléculas en ambientes extremos cobra relevancia, según el Dr. Asenjo "Las bacterias que hallamos en esos entornos son diferentes a las que habitan, por ejemplo, en nuestra cocina. En otras palabras, a diferencia de las que ya conocemos, tienen una gran importancia biotecnológica".
El integrante de la Academia Chilena de Ciencias apunta que "desde que se descubrió la penicilina en 1928 y hasta su uso comercial, cerca del año 1940, nadie sabía que era útil. De ahí en adelante, la búsqueda de nuevas moléculas se ha complejizado y la ciencia ha debido ir a ambientes cada vez más extremos para encontrarlas. Uno de ellos, en Chile, es la Fosa de Atacama, uno de los puntos más profundos del Pacífico. Aquí, como parte de un proyecto financiado por la Unión Europea, ya hemos encontrado bacterias con potencial antibiótico".
La comunidad científica en el mundo ha venido alertando que desde los años 70 el hallazgo de nuevas moléculas se ha ralentizado, lo que ha motivado a diversos grupos a indagar en zonas hasta hoy inexploradas en busca de productos endémicos que permitan el desarrollo de fármacos, test diagnósticos y terapias para enfermedades de alta prevalencia o gran impacto sobre los sistemas de salud. En el caso del Desierto de Atacama, el interés por investigaciones de este tipo se ha multiplicado en la última década.
"En el mundo hay una crisis tremenda de falta de antibióticos, porque las bacterias se han hecho resistentes a los que existen. Entonces esa es la motivación central. La industria farmacéutica está ansiosa de encontrar moléculas que tengan alguna utilidad. Si esa molécula es interesante, como esperamos que sea el asenjonii u otras del Desierto de Atacama, no es difícil interesar a grandes consorcios para impulsar su estudio y posterior transferencia en un futuro cercano", expone el investigador del CeBiB.
2 mil microorganismos han sido encontrados en el Desierto de Atacama en los últimos 30 años.
2 mil metros de altura es el ambiente donde fue encontrada este tipo de bacteria y ha sido aislada para investigaciones que permitirán indagar sus capacidades para nuevos fármacos.
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