"El hombre que me está haciendo la terapia está tratando de rescatar y levantar a Mario"
80 AÑOS. El animador habla desde Miami, a 12 cuadras del edificio colapsado hace una semana, y conversa además acerca de su biografía, de las sesiones con su siquiatra, de la Teletón que viene y del mea culpa que hace en el libro sobre el machismo.
Mario Kreutzberger se conecta por Zoom desde una ciudad todavía remecida por el desplome de un edificio en la zona de Surfside. Él vive a unas doce cuadras del lugar donde fue el derrumbe que ya ha dejado más de 11 fallecidos y 139 desaparecidos. "La ciudad está convulsionada, es una tragedia muy grande, todavía hay gente que guarda la esperanza de encontrar sobrevivientes, pero ha sido difícil, los días están muy lluviosos y, realmente, por cómo se destruyó el edificio, que cayó un piso sobre otro… las personas que han recuperado hasta ahora son las de los pisos más altos, del once y del doce", precisa el animador.
Don Francisco pasa rápidamente de comentar lo ineludible a profundizar en la nueva autobiografía que publicó este año. El libro es de casi 400 páginas y fue escrito en pandemia, asegura la estrella televisiva. Se llama "Con ganas de vivir" (Aguilar) y coincide con los 80 años que cumplió Kreutzberger en diciembre.
-A usted, que estuvo en los inicios de la televisión, ¿qué le parecen estos nuevos formatos en los que nos comunicamos?
-Extraordinarios, van más allá de todo lo que pensé. En el último capítulo de mi libro "Entre la espada y la TV", me pegué una voladura y me imaginé el año 2040. Eso fue hace veinte años y gran parte de lo que me imaginé ya estaría cumplido y con creces. ¿Quién se iba a imaginar que a través de un pequeño celular podríamos comunicarnos con imagen y sonido y obtener información de cualquier rincón del mundo?
-¿Y qué otras premoniciones tuvo que se han cumplido?
-Muchas, y una de las más sorprendentes fue que dije que el año 2015, después de 53 años, se terminaba "Sábado Gigante", 15 años antes de que efectivamente pasara.
-En un capítulo habla de su salud mental y cuenta que está empezando a ir al siquiatra.
-La verdad es que yo no había conversado nunca con un siquiatra, entonces no sabía muy bien cómo era. No sabía si era el hombre quien me preguntaba, si yo le preguntaba, si conversábamos, no sabía cómo era. Afortunadamente pude, de alguna manera, darme cuenta de que esta terapia es una conversación que te abre la mente a personas que tienen experiencia en la salud mental, te ayuda a encontrar diferentes rincones que a veces quedan como ocultos en tu mente.
-¿Le ha servido?
-Me ha servido, la hago por Zoom. Es una conversación, el hombre me pregunta cómo me ha ido y yo le cuento lo que me ha pasado en los últimos días, si estuve entretenido y él me va conversando también, me cuenta su vida, de repente me hace algunas preguntas, que yo tengo que responder, y así nos llevamos bien.
-Y esas preguntas, ¿son para profundizar en sus afectos, en sus emociones, o son sobre cosas cotidianas?
-Son de cosas cotidianas con afectos y emociones, es un todo, son 360 grados, como hoy día las comunicaciones.
-¿Lo recomienda?
-Bueno, yo escuché de esto y me pareció, a pesar de que lo encuentro que va un poco lenta la cosa, que es un aporte, es algo que ayuda.
-¿Va lento por que hay que tener paciencia?
-No solamente porque hay que tener paciencia, sino que yo creo que también hay que tener, digamos, la voluntad de abrirse frente a una persona extraña.
-Hace también una especie de mea culpa respecto al machismo. ¿Le costó?
-No, no me costó tanto, porque tengo la siguiente impresión con respecto al machismo y muchas otras cosas: hace sesenta años atrás, cuando una persona tenía la presión alta, le sacaban sangre de narices para bajársela, eso es una locura. Cuando llegó el primer automóvil a Santiago, la ordenanza municipal decía que delante del automóvil debía ir un señor corriendo con una bandera roja, para anunciarlo en las esquinas a los carruajes y que no se espantaran los caballos. La vida va cambiando, antes se hablaba por teléfono con unas clavijas y ahora tenemos un computador en la mano, y uno se tiene que ir adaptando a cada una de las etapas. Entonces, me parece que es importante adaptarse a esas etapas, y dentro de esa relación está también el cambio de cómo es hoy día el comportamiento de las parejas y de la humanidad, especialmente en nuestra civilización occidental; y, por supuesto, todos los que vivimos en ella tenemos que adaptarnos.
-Es interesante en el libro esto de que hay un Mario triste versus un Don Francisco histriónico.
-Es que no es el Mario triste, es el Mario que se va reservando para ser él, porque su personaje va creciendo todos los días y le exige más combustible. Mario tiene que darle mucho combustible a ese personaje que es alegre, dicharachero, rápido, divertido, gracioso, emotivo, y el resto queda para Mario. Ahora, en esta etapa de la vida en que hay menos Don Francisco, el hombre que me está haciendo la terapia está tratando de rescatar y levantar a Mario. Pareciera medio loco y difícil de explicar, pero es así.
-Hay personas públicas que son muy distintas a quienes son en la intimidad.
-Prueba tú a ver cómo se comporta un tenista con la raqueta en la mano, el cirujano con el bisturí, un chef cocinando, a cómo son en sus vidas privadas. Siempre hay diferencias en las personalidades, hay algunas que exigen cosas muy profundas y después la vida es más lenta, es más pausada. Entonces, imagínate yo, casado hace 59 años con una señora y llegar a la casa y decirle: "¡Hola!, ¡¿cómo estás?!, ¡muy buenos días!, ¡¿qué quieres hacer hoy?!". No podría ser.
-¿Qué le han parecido estos primeros meses del gobierno de Joe Biden?
-En general no opino de gobiernos, no opino de política, porque al opinar de la política de Joe Biden tendría que opinar de todas las políticas. Cuando las personas están gobernando yo siempre estoy dispuesto a colaborar, y a cooperar con ellas, si es que soy necesario y puedo cumplir con lo que ese gobierno pide.
-¿Cómo mira el proceso constituyente que se está dando en Chile?
-Bueno, me pareció que fue masiva la respuesta de Chile con respecto al proceso. Chile se volcó hacia el proceso, creo que sacó un 78% de gente que quería que se produjera. Este es un deseo y una necesidad de Chile y deseo lo mejor, que puedan construir la mejor Constitución. Yo no me atrevería ni siquiera a presentarme, porque no tengo idea de cómo se hace una Constitución, me parece algo muy importante y para lo cual hay que estar muy bien preparado.
-Una de sus preocupaciones es la Teletón, ¿cómo la ve?
-Estamos preparando la Teletón para los primeros días de diciembre, y en medio de una, quizás, posible segunda vuelta. Es necesario que hagamos la Teletón de todas maneras.
-Lo último, Mario: su batalla con los kilos de más siempre ha estado presente.
-Nunca batallé con los kilos por tener un cuerpo apolíneo, lo hice por salud, porque sabía que en algún momento iba a tener diabetes, y la tuve. Lo que he pretendido siempre es mantenerme saludable para poder vivir saludable, mi intención no es otra que esa.
"Cuando llegó el primer automóvil a Santiago, la ordenanza municipal decía que delante del automóvil debía ir un señor corriendo con una bandera roja, para anunciarlo en las esquinas a los carruajes". "Nunca batallé con los kilos por tener un cuerpo apolíneo, lo hice por salud, porque sabía que en algún momento iba a tener diabetes, y la tuve. Lo que he pretendido siempre es mantenerme saludable".