No solo yo, son muchas las voces que señalan cómo se ha instalado en nuestra sociedad en los últimos decenios un profundo individualismo, individualismo que, esta vez, ya cumplido más de un año de confinamientos más o menos, sea en la fase que sea, le toque más a unos que a otros, ha seguido mostrando infortunadamente su peor expresión.

El individualismo, el egocentrismo, sino el yoísmo puro y nato campean desde la línea de la concordia hasta el extremo austral. Exagero, pues sé, me consta que hay muestras de solidaridad, de fraternidad, que no necesariamente han de ser exhibidas públicamente, y que redundan en un colectivismo, en un sentido de comunidad sin ventajas, sin prebendas que instarían a abrigar mínimas esperanzas de cambio.

Del yoísmo a la nostridad. Un año o poco más ya me refería en otra columna a la existencia de la cultura del ego, a una acentuada cultura, que sino en todos, en unos está muy asentada, a veces por la impronta de sus propias actividades profesionales en las que impera la métrica, la medición de su actuar, de su rendimiento. La competencia es alimentada por rankings, por premios, por diplomas, por ascensos, por escalafones, sino en última instancia por mejoras salariales.

En otros, el individualismo es más acentuado, es nato, es el de personas que compiten desde hace mucho tiempo, no solo consigo mismos sino con el otro, con los otros, y lo hacen, lo han hecho prácticamente sin atender al prójimo; son los menos, pero que los hay, los hay, garay. En este caso, el tránsito de la cultura del ego ya se arrima a la cultura del egoísmo.

Esa es la problemática. No abundaré en más detalles, porque me parecen odiosos.

¿De qué se trata hoy? El tiempo que vivimos nos lo exige. Es tiempo de aunar esfuerzos, de concordar, de asociarse, de unirse. Es tiempo de mancomunión. Es tiempo de unirnos, de conseguir asentimientos, de unir fuerzas, de hacer aportes. Es tiempo de solidaridad, de ayudar, de poner el hombro, de dar una mano, sino las dos. Es tiempo de mancomunión. Es tiempo de concordar, de acatar, de hacer caso. Es tiempo de ser obedientes, de ser dóciles, de ser humildes, de leer bien las señas que se nos dan, de fijar nuestra atención en el prójimo, en el tú. Es tiempo de mancomunión.

Lo tenemos claro, ¿no es cierto? De esta no salimos solos. De mancomunión se trata esta vez.

Raúl Caamaño Matamala

Profesor Universidad Católica de Temuco

La pandemia mantiene al país concentrado en reducir las muertes, hospitalizaciones y casos, pero una vez que esto se logre aplacar es importante abordar un asunto que podríamos denominar como "tema país": hacia dónde iremos con los espacios públicos. El Chile prepandemia lo había tomado en parte, dado que se habían impulsado proyectos como las ciclovías (que han crecido en Atacama) y se había debatido sobre la importancia de contar con más áreas verdes, pero la crisis sanitaria ha demostrado que estos y otros procesos, se deben acelerar, dado que permitirán tener un país que entregue las condiciones adecuadas para pasar minutos y horas fuera de la casa.

Y es que debemos tener en claro que uno de los aspectos claves será la recuperación mental y física de las personas, lo que no se debe hacer con encierro, sino que debe dar paso a una vida al aire libre.

El encierro está haciendo mella en la vida diaria y parece ser hora que aprovechemos las ciudades de las distintas formas, no solamente con la actividad deportiva, sino que en otras actividades como caminar y para ello la planificación debe ser pensada bajo esa lógica. Esto se hace mucho más preponderante en las poblaciones o barrios más vulnerables, que no tienen un acceso adecuado a parques, plazas y veredas decentes.

Actualmente hay varios sectores que no ofrecen esas garantías. La franja horaria para la actividad física ha sido de lo más destacado al menos para los deportistas jóvenes y adultos, pero pareciera que hay muy pocos espacios, o si los hay no son amigables por las malas condiciones de infraestructura o por aspectos como el alto flujo vehicular.

El propio coronavirus nos ha "enseñado" que el encierro nos está haciendo un daño grave en distintos aspectos. Hay mayor riesgo de infección y con ello el aumento de brotes, mientras que estudios afirman que los sitios exteriores tienen un riesgo menor, claro está con las medidas adecuadas. Junto a esto, se potencia el sedentarismo y el estrés mental.

De esta forma es válido preguntarse desde ya hacia dónde configuramos nuestras ciudades. ¿Seguiremos con los modelos donde dan lo mismo las aglomeraciones en los centros o la congestión vehicular? o ¿pasaremos a ciudades que realmente sea armonioso estar al aire libre o donde se privilegie al peatón?

14 años | 21 de abril de 2007

200 hectáreas en cuarentena por mosca de la fruta

El directorio de la Asociación de Productores y Exportadores Agrícolas del

valle de Copiapó (Apeco) indicó que

en Copiapó ya hay 200 hectáreas en

cuarentena debido a la mosca de la

fruta, además de señalar que no serían 20 los focos de este insecto en la

zona, sino que, hasta ayer, estos focos

llegaban a 54.

7 años | 21 de abril de 2014

Freirina busca sectores productivos y olvida Agrosuper

A más de un año del cierre de la planta de cerdos de Agrosuper en Freirina, el alcalde de la comuna, Cesar Orellana, afirmó que la empresa "ya no es tema" y que se están buscan nuevos

sectores productivos que activen la economía de la zona. Agrosuper ya inició la venta de parte de los activos fijos de esta planta.

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Tras Vía Crucis detienen a médico acusado de secuestro

Una mujer denunció un secuestro y violación en una casa ubicada en Copiapó, el presunto agresor sería un médico cirujano que fue detenido por la policía. Sujeto que hace un mes era buscado por la PDI, fue detenido tras el Vía Crucis. La víctima es una mujer de nacionalidad venezolana y mayor de edad.