¿Política industrial?
José Miguel Ahumada y Gabriel Boric han dado a conocer una propuesta institucional (banca del desarrollo y fondo soberano, fundamentalmente) para hacer viable política industrial en Chile. Los autores sintetizan en una columna lo que en tres décadas pudiese llevarnos o no al desarrollo. ¿Existe voluntad política, rigor técnico y entendimiento transversal sobre el valor de la política industrial? Pienso desafortunadamente que no.
Ese debate pareciese petrificado en un dualismo entre estatismo proteccionista y desindustrialización ultraliberal. Curiosamente, la literatura emergente desde la década de 1990 -que toma como sustrato los éxitos manufacturados de Asia del Este, incluyendo China- pone acento en una posición mucho más moderada que el paradigma de antaño de política industrial vertical. Esa "elección de ganadores" fracasó en América Latina, pero no así en el Este de Asia, donde el éxito comercial, la agregación constante de valor, el cambio técnico, la intensidad tecnológica, entre otros, lograron llevar a un determinado conjunto de países al desarrollo. Por otra parte, no es la mera creación de empresas estatales el fundamento de las políticas industriales exitosas. Estas deben ir acompañadas de políticas públicas de amplio espectro que incidan en aprendizaje tecnológico y de un ambiente propicio para la inversión.
El progreso tecnológico dirigido es una posibilidad de desarrollo que los autores no ensayan, ni apuntan. Al mismo tiempo, decir política industrial sin integrar al debate los desafíos de la cuarta revolución industrial -que en Chile subrayan la urgencia de una reconfiguración educativo-laboral-, revela que esta discusión requiere un tratamiento mucho más ponderado que lo que permitirían las consignas político-identitarias à la mode.
Camilo Barría-Rodríguez
Abandono del sistema escolar en Atacama
Es relevante el dato que entregó el ministro de Educación hace unos días, pero pasó inadvertido en medio del incremento de muertes y contagios por coronavirus: casi 40 mil niños, niñas y jóvenes abandonaron el sistema escolar en 2020 a causa de la pandemia. La mitad de lo que el propio Ministerio de Educación había proyectado.
¿Es bueno o malo que no hayan sido 80 mil, sino sólo 39.479 los que se suman a los 186.732 niños, niñas y jóvenes que no estudian en Chile y que están excluidos del sistema escolar?
Nunca será bueno el abandono escolar. Un solo niño que pierde su derecho a la educación constituye un drama personal, familiar y social, por lo tanto, que 40 mil hayan permanecido es una buena noticia.
Es importante reconocer que este logro se debe a la visibilización de esta realidad y a las medidas preventivas que se adoptaron con sentido de urgencia a partir de las propuestas de la mesa de expertos convocada para ese fin. El mismo reportaje que entregó la cifra, mostró el esfuerzo de fundaciones como Belén Educa, cuyos profesores van casa por casa buscando a los alumnos que se están descolgando de las clases, para dárselas en un pupitre que instalan en una plaza cercana o en el pasaje donde viven. También presentó el trabajo que hace Súmate en sus escuelas de reingreso, donde estudian los que han decidido volver, los que ya se fueron una vez y no podemos permitir que vuelvan a hacerlo como consecuencia de la crisis sanitaria.
La nota periodística dio cuenta de otro gran logro: la aprobación de la modalidad educativa de reingreso por parte del Consejo Nacional de Educación.
Contar con un modelo flexible, comprensivo y adecuado a la realidad de los niños que abandonan la escuela, es clave para que regresen, pero requiere que lo implementemos y se cuente con financiamiento estable. Reparar experiencias educativas de exclusión y fracaso no cuesta lo mismo, por eso celebramos que el ministro de Educación haya dicho que esta subvención debe ser mayor que la de escuelas para adultos, donde hasta ahora terminan asistiendo los jóvenes excluidos. Nosotros estimamos que el costo mensual por alumno es de 270 mil pesos, cuatro veces más alto, pero absolutamente justificado.
Cuando pienso en los 40 mil que no se fueron, parafraseo esa reflexión del Talmud: "Quien salva una vida, salva al mundo entero"… Lo triste es que en nuestra región, Atacama, son 590 jóvenes los que abandonaron, por lo que seguimos trabajando en avanzar pronto en más medidas y recursos para salvar de la exclusión a esos niños, niñas y jóvenes que son víctimas colaterales de la pandemia.
Liliana Cortés, directora de Fundación Súmate
Padres
El Senado aprueba proyecto que permite cambiar el orden de los apellidos con acuerdo de los padres...
A propósito de los padres...
¿Y cuándo nuestro Senado, aprobará el debido proyecto, que deje muy claro, que los padres, cuando corresponda, serán responsables ante la justicia, cuando sus hijos cometan faltas ante la justicia?
Luis Soler