La verdad sobre Judas
La religión es una ideología. En el sentido de pensar lo que el Hombre discurre, expone y realiza en la vida, lo que debe estar sustentado en la verdad para poder desplazarse este Hombre por la existencia en un sentido pleno, consecuente y armonioso con el entorno al cual se debe.
La ideología de la Iglesia se encargó de desvirtuar y acomodar a lo que creen "su Verdad", la existencia de Judas Iscariote ("…uno de los Doce Apóstoles, el que traicionó a Jesús", dice cualquier diccionario enciclopédico).
Judas, integraba una organización rebelde que combatía al poder de los romanos que perseguía a los cristianos, quienes debieron ocultarse en las catacumbas. La ideología imperialista de los romanos estimaba que la ideología cristiana estaba contra sus premisas de dominio del ser humano. Era cierto. El cristianismo estaba en contra de la opresión, como toda ideología que se sustenta en la formación humana.
Cristo fue conminado duramente por Judas a dejar esa alternativa, como carpintero, de fabricar cruces para crucificar a los rebeldes cristianos. Judas fue el que concientizó a Jesús para que combatiera a los romanos y no colaborara con ellos. Colaboracionistas no, decían los cristianos.
El denominado "beso de Judas", fue solamente una señal de un plan de los revolucionarios para desbaratar la represión brutal de los romanos contra los cristianos los cuales, todos unidos, mujeres y hombres, arriesgaban sus vidas por dejar de ser súbditos de la ideología romana que obligaba a todos al vasallaje a los dioses del imperio liderados por el despotismo de los césares.
La crucifixión de Cristo fue un plan gestado en la necesidad de contar con un mártir que extendiera la causa de los cristianos, como ocurrió, hecho que se recuerda en la denominada Semana Santa.
El narrador y poeta griego Nikos Kazantzakis( 1883-1957) escribió sobre el tema, no siendo católico, y se transformó en uno de los mayores investigadores sobre la crucifixión. Lo plasmó en las obras "Cristo de Nuevo Crucificado" (1946) y "La Ultima Tentación de Cristo" (1948).
Kazantzakis fue excomulgado por la Iglesia Ortodoxa Griega por su visión producto de las investigaciones sobre la vida de Cristo en la tierra. Su narración "Cristo de Nuevo Crucificado", es declarada "novela maldita" por la ideología cristiana.
Dos filmes se han hecho: "El que Debe Morir" (1957), dirigido por griego-francés Jules Dassin, con Jean Servais, en el rol de Cristo. El guión de Dassin es sobre "Cristo de Nuevo Crucificado"; y "La Ultima Tentación de Cristo" (1988), del norteamericano Martín Scorsese, con Willem Dafoe, encarnando a Cristo.
Ese es Judas. No era un traidor ni un maldito. No traicionó a Cristo. Lo extrajo del colaboracionismo con los romanos para enaltecerlo como luchador contra el imperialismo. Era un revolucionario. No un cobarde delator. Si Judas y Cristo estuvieran en nuestra sociedad, sería reprimidos por el sistema.
Osman Cortés Argandoña
Legado
Que el Presidente Piñera (dos veces elegido democráticamente) piense en su legado, no me parece insólito ni descabellado.
Y, como parte de ese relato, un proceso de vacunación exitoso, un bono Covid universal de acompañamiento, un aplazamiento de las elecciones del próximo mes y una aprobada reforma al sistema de pensiones serían suficiente incentivo, al menos para ojear las páginas finales de este libro testamentario que ha comenzado a editarse.
Aunque, irónicamente hablando, a pesar de no estar en su programa de gobierno, el best seller del tiempo inmediato será el que nos habla de una nueva forma de pacto político y social: La Nueva Constitución.
Álvaro Lira
De nuevo atrasados
El Gobierno envió al Congreso un proyecto de ley que endurece las penas para los delitos de homicidio, violación y lesiones cuando las víctimas corresponden a menores de edad y mayores de 65 años.
Luego de la muerte en trágicas circunstancias que han afectado en las últimas semanas a niños en Chile, la iniciativa pareciera ir en el camino correcto, pero si ya estamos hablando de castigo, desgraciadamente significa que hemos llegado tarde.
En el caso de los abusos sexuales, la buena noticia es que está comprobado que estos sí se pueden prevenir, y es allí donde reside el mayor desafío para el Estado y todas la organizaciones privadas y públicas: ser capaces, a través de políticas públicas e iniciativas específicas, de desarrollar e implemementar estrategias que eviten que se produzcan víctimas de estos delitos, con daños que las acompañarán por toda su vida.
Como sociedad, y con la acción decidida del Estado, es imprescindible que lleguemos antes.
Ximena Schencke, directora ejecutiva Praesidium Chile