Frases
"Personalmente, parece que no estamos en cuarentena"
Enrique Paris — Ministro de Salud
"Tenemos que estar alerta, porque efectivamente todavía nos queda mucho por recuperar en términos de empleo"
Rodrigo Cerda
Ministro de Hacienda
"Personalmente, parece que no estamos en cuarentena"
Enrique Paris — Ministro de Salud
"Tenemos que estar alerta, porque efectivamente todavía nos queda mucho por recuperar en términos de empleo"
Rodrigo Cerda
Ministro de Hacienda
Los antecedentes de esta matanza animal indican que hace más de cuatro meses un grupo de cazadores venía haciendo de las suyas al interior de la localidad de Carrizalillo.
Estos se ubicaron a 20 kilómetros de este poblado y comenzaron a matar cuanto animal encontraran por el sector.
Este domingo tuvo lugar la celebración de restauración de la Iglesia Nuestra Señora de Loreto. Esta ceremonia contó con la presencia del obispo de Copiapó Gaspar Quintana, quien presidió la ceremonia. La ceremonia comenzó con una reseña histórica del templo y a la vez cultural del párroco Mario Viñuela.
El proyecto minero Cerro Casale tenía dos dueños, cada uno con un 50 por ciento: Barrick Gold y Kinross. Eso hasta ayer, ya que a través de un comunicado, la compañía minera Barrick Gold, dio a conocer la concreción de la compra de un 25 por ciento a Kinross. Con esto, ahora Barrick pasa a ser dueña del 75 por ciento de Cerro Casale.
Una especie de déjà vu está viviendo Chile en el marco de la pandemia. Hace unos meses las alabanzas por el manejo de la crisis -lo que incluso según el ex ministro Jaime Mañalich motivó felicitaciones "por autoridades internacionales hasta el cansancio" -, fueron cambiadas a los meses por las críticas de expertos y medios internacionales por el descontrol de los casos, mientras que ahora las alabanzas por el ritmo de vacunación han sido cambiadas por severos juicios de expertos como el doctor Eric Feigl-Ding de Harvard quien acusó la creación de una "falsa sensación de confianza" por parte del Gobierno, hecho que tiene al país en una encrucijada por la alta cifra de casos y el aumento sostenido de camas UCI.
Al igual que en esa ocasión, las autoridades se defienden y erróneamente el ministro de Salud Enrique Paris dijo que los diarios New York Times -que citó al experto- y Washington Post -que dijo que se creó una "falsa sensación de seguridad"- se pusieron "de acuerdo" para criticar al Gobierno, en una declaración que cuesta entender. Sin pruebas, Paris desliza una especie de complot que solamente puede ser analizado en el contexto de que tuvo un mal día como cualquier común de los mortales.
Lo ocurrido -a diferencia de lo que dice Paris- es más bien la lección no aprendida en la crisis y de eso nadie -o casi nadie- se salvó. Las cifras de vacunación encandilaron -tal cual la baja cifra de casos al comienzo de la pandemia- a la sociedad en general y no dejaron ver lo sustancial.
El Gobierno "soltó amarras" con permisos y esto terminó verticalizándose a la población, que comenzó a confundir la causa efecto de la vacunación (más inoculados, más libres de la crisis) y nuevamente nos volvimos a poner "en el centro" de Latinoamérica. Inflamos el pecho por nuestro sistema sanitario de vacunación y miramos con "pena" o "lástima" cómo otros países no daban una sola dosis, tal cual mirábamos hace cerca de un año a las mismas naciones por sus pacientes en las calles.
Un Gobierno demasiado ansioso por demostrar y una ciudadanía que ya asumió una nueva "normalidad" es una mala mezcla y, lamentablemente, ahora el escenario es más adverso que hace unos meses, dado que el efecto de las cuarentenas no es el mismo y el miedo a la pandemia ya no es el mismo.
Nos volvimos a creer, quizás sin ser tan explícitos, en los ingleses de Latinoamérica, pero estuvimos tan lejos que ni siquiera fuimos capaces de copiar sus modelos. Reino Unido mantiene un constante ritmo de vacunación, pero lo acompañó con una cuarentena estricta.
Hoy el Gobierno entregará su plan para afrontar la pandemia. Se especula que serán medidas más duras y se espera que sea así, pero ¿es toda culpa del Ejecutivo? ¿cuándo nos haremos cargo, a propósito de la nueva Constitución, de nuestros deberes?
Ya llevamos más de un año de pandemia y es inexcusable el argumento del desconocimiento. Ya sabemos a grueso modo las medidas y cómo aumentamos el riesgo con nuestras acciones.
¿Quién no ha sido testigo de una expresión como esa? O esta otra, ¡Se cayó el sistema!, y sobre la marcha, ¡quizás cuando se resuelva esto! Y en ocasiones se añadía esta otra, ¡ojalá los técnicos en Santiago reseteen pronto la pana!
Lo que ciertamente tiene origen en una interrupción de la comunicación de información de sistemas operativos que facilitan procesos, cuando ello ocurre, frena la comunicación con las personas que requieren atención oportuna de beneficios ofrecidos por diversos servicios que hoy solamente operan a través de medios tecnológicos, y ya no por medio de atención cara a cara o medios manuales.
Y la expresión ¡No tengo sistema!, es todo, ya opera como contención. Es un aviso, casi equivalente a ¡Stop! o ¡Pare!, y no hay más. No hay plan be ni ce ni de. Insisto, equivale a cerrar súbitamente, la ventanilla de atención al público, que o primitivamente hace o hacía fila, hoy, con distancia física demarcada o no, o de quien ha tomado un "número" de un dispensador automático.
Y, en este caso, es penoso, es triste, que en algunos servicios, de salud, por ejemplo, en tiempos de pandemia o de cuarentena, mediando permisos especiales de circulación, a una pareja de adultos mayores se le espete, sin más, la ya famosa expresión ¡No tengo sistema!, ¡No hay sistema!
Los servicios anclados a sistemas de operación informatizados debieran contar con modus operandi alternativos o complementarios, satisfactorios, o en su defecto, las personas que atienden o entregan servicios a otras personas, debieran estar preparadas para proveer información no algorítmica, sino satisfacer el requerimiento de servicio de una forma alternativa, manual, incluso; o expresar, expresarse de una manera personalizada, cercana, que no entrampe el servicio o la atención. En suma, debería haber una forma no automatizada de responder sino explicar de manera alfabetizada, a quien o a quienes demandan atención.
Es necesario salir de ese impasse, "jugando", extendiendo una mano, haciendo digno el servicio, la atención no se debe interrumpir, se debe satisfacer cordialmente.
Y esto ocurre, en isapres, clínicas, hospitales, centros de salud, aefepés, mutuales, cooperativas, cajas de compensación, todas instituciones de servicio, y también en otros organismos o instituciones. Lo que se requiere es un bono de atención, es un examen, es un reembolso, es un programa médico, en suma, un servicio que las más de las veces es reparatorio, compensatorio, paliativo, es satisfacción.
Humanicemos la atención, la prestación, el servicio. Empaticemos, pongámonos en el lugar del prójimo, en el lugar del tú, del usted.
¿Es fácil decirlo? Sí, es más fácil decirlo. Sin embargo, intentémoslo una vez que suceda. Es una invitación.
Raúl Caamaño Matamala
Profesor Universidad Católica de Temuco