Impacto sanitario de Fukushima divide a japón a 10 años del accidente nuclear
ANIVERSARIO. El gobierno y Naciones Unidas descartan efectos en la población a causa de la tragedia, una versión que es cuestionada por entidades como Greenpeace y HRW.
Agencias
El gobierno de Japón sigue investigando el impacto de la radiactividad sobre la salud pública en Fukushima a raíz de la crisis nuclear de 2011, tras el informe publicado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), que coincide con la versión oficial, pero del que discrepan organizaciones independientes.
Al cumplirse 10 años de la tragedia, el Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de la Radiación Atómica (Unscear) descartó vínculos entre el accidente atómico y una mayor incidencia de enfermedades en Fukushima.
Las autoridades japonesas, que hasta ahora afirman que tampoco han encontrado ninguna conexión entre el accidente nuclear y la incidencia del cáncer o la leucemia en la región, mostraron su intención de seguir investigando a medio y largo plazo, para tratar de esclarecer un tema que aún genera controversia e inquietud una década después.
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El Ejecutivo nipón aspira a "poder responder a la preocupación de la gente" sobre el tema, según respondió su portavoz Katsunobu Kato, al ser preguntado por el informe presentado en Viena.
El funcionario recalcó que "garantizar la salud de los residentes es una de las prioridades de la reconstrucción y recuperación" de la prefectura afectada por el terremoto y el tsunami de 2011 y del consiguiente desastre nuclear, considerado el peor desde el de Chernobyl (Ucrania) en 1986.
Los expertos de la ONU consideran que no se ha documentado "ningún efecto adverso de salud entre los residentes de Fukushima que sea directamente atribuible a la exposición a la radiación" emanada de la accidentada central de Daiichi, al igual que otros estudios encargados por las autoridades niponas y publicados de forma anual.
El amplio informe de la Unscear, de unas 250 páginas, sí se hace eco de una subida de los casos de cáncer de tiroides entre niños y jóvenes, aunque la atribuye al uso masivo de modernos métodos de diagnóstico para detectar problemas en esa glándula.
Los estudios conducidos por la Universidad Médica de Fukushima tampoco han podido establecer una correlación entre la radiactividad y ese tipo de cáncer, aunque apuntaban a que era necesario un seguimiento a largo plazo (de hasta 20 o 30 años) para extraer conclusiones más fiables.
La Unscear también destacó el impacto psicológico y social, y los problemas de salud que han deparado la evacuación a largo plazo de las zonas más contaminadas de radiación, un asunto que ya motivó a expertos en derechos humanos de la ONU a llamar la atención a las autoridades niponas.
Versiones contrastan
La visión oficial nipona y la del panel de la ONU contrastan con las de organizaciones como Greenpeace y Human Rights Watch (HRM), que vienen denunciando un posible desfase entre la situación real sobre el terreno en Fukushima y la versión de las autoridades japonesas.
"Hay muchos problemas en este informe", dijo el experto en temas nucleares de Greenpeace para Asia, Shaun Burnie, señalando la abundancia de "incertidumbres" y unas conclusiones "contradictorias" y dirigidas a "subestimar" el impacto de la radiación.
"El informe dice que no podemos distinguir tipos de cánceres vinculados a la radiación, pero eso no significa que no haya habido casos a raíz del accidente", estima el experto de la ONG ecologista y antinuclear.
En concreto, afirmó que en Japón se habrían producido unas 4.400 muertes por cáncer relacionadas con la crisis nuclear "si se aplica un modelo de riesgo estandarizado a los datos manejados por Unscear de exposición a la radiación distribuida por habitante", un dato clave que "extrañamente" no ha sido incluido en el informe, entre otros.
Burnie también subrayó que Unscear, un organismo financiado por los estados miembros de la ONU entre los que se encuentra Japón, "se esforzó durante décadas por restar importancia al accidente nuclear de Chernobyl".
36.000 personas fueron evacuadas de sus hogares tras el colapso de la central atómica, provocado por un terremoto y posterior tsunami.
4.400 casos fatales de cáncer asociados a la exposición a la radiactividad cuentan ONG basándose en el modelo de riesgo de la ONU.