Mujeres en la ciencia
Estamos en el siglo XXI y observamos que los avances de las ciencias, medicina, tecnología, así como otras disciplinas han llegado cada vez más lejos; sin embargo, en términos de presencia femenina en estos campos, seguimos estando subrepresentadas.
¿Por qué ocurre esto? Son muchos los factores que influyen, pero principalmente se debe a los estereotipos pre-existentes que refuerzan la mirada machista en los espacios de trabajo, sumándose a esto la escasa información que tienen las niñas acerca de las diferentes y diversas oportunidades que tienen en el campo de STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics).
Las mujeres representamos el 50% de la población mundial, y esta distribución porcentual debería estar presente en todos los ámbitos, incluyendo por supuesto el científico.
Las mujeres en ciencias existen y muchísimas hacen un valioso trabajo día a día; son estas mujeres quienes deben ser un modelo a seguir y actuar como inspiración y guía para las próximas generaciones. Pero para lograr este objetivo es necesario que aquellas escasas mujeres de ciencias tengan espacios, mayor visibilidad y contar con plataformas que den a conocer su trabajo
Dra. Loreto Muñoz, académica de la Escuela de Ingeniería, UCEN
Habilidades postpandemia
Señor director: Nos encontramos en un mundo cada vez más hiperconectado, con relaciones más horizontales y abiertas, más propias de una red que de una estructura piramidal jerárquica, y donde -además- hay actores con distintos roles y responsabilidades, que responden a objetivos comunes y tienen interdependencia también.
Con las nuevas herramientas tecnológicas y de comunicación social, la humanidad ha adquirido el acceso abierto a un sinfín de nuevas posibilidades, las cuales se relacionan con la información noticiosa, el conocimiento, la auto instrucción, la recreación, etc. y con la forma de relacionarnos.
Dado lo anterior, las actividades económicas se han vuelto más colaborativas y, en consecuencia, las empresas deben transformarse también en esa dirección. El espacio físico desde donde realizar el trabajo está dejando de importar como lo era antaño, así como también la distancia física o geográfica para poder relacionarse.
Frente a este nuevo escenario, los trabajadores requieren de ciertas habilidades que se están volviendo cada vez más importantes a la hora de lograr un exitoso desempeño. Algunas de ellas son: tener pasión por lo que se hace; cultivar una mente abierta; tener pensamiento positivo; entre otras.
Andrés Cardemil, director de HumanNet
Protección de menores
El caso de Tomás Bravo nos ha conmocionado a todos. Y es que, cada vez que ocurren sucesos como este, queda una sensación de temor y desconfianza que nos lleva a hacernos una pregunta crucial: ¿exige la ley emplear un tipo especial de cuidado a la persona que tiene a su cargo a un NNA? Estimamos que nuestra Constitución Política, la Convención de los Derechos del Niño y nuestro Código Civil son cuerpos normativos que darían una respuesta afirmativa. Por mandato Constitucional, al ser la familia el núcleo fundamental de la sociedad, la Carta Fundamental impone a sus miembros la adopción de medidas para su fortalecimiento, dentro de ellas la suma protección y cuidado, por lo fundamental que ella resulta para la sociedad. Del mismo modo, la citada Convención en varias de sus normas exige "el máximo de cuidado" cuando se tenga a cargo a un NNA. Unido a lo anterior, existe indiscutidamente el principio denominado: "deber general de no causar daño a nadie", el que se concluye de una serie de normas del Código de Bello y que pesa sobre todas las personas y en todo momento, y si bien es general, siempre debe llevarse a la casuística. En ese orden de cosas y aplicando la premisa al caso de Tomas, todos los miembros de su familia - y obviamente toda la colectividad- tienen por ley, el deber de no dañarlo, lo que se traduce en protegerlo. Teniendo claro que debemos ser muy esmerados en el cuidado de los NNA en todo momento, la respuesta a nuestra pregunta inicial sería entonces "si, la ley nos exige ser sumamente cuidadosos". Debemos minimizar las posibilidades de riesgo, pues así estaremos cumpliendo con este deber general impuesto por la ley. Revisemos contantemente qué situaciones de posible peligro pudimos haber creado, para no repetirlas, pues la vorágine de la cotidianeidad no nos permite detenernos a pensarlas. Lo que buscamos con estas líneas es no olvidar que, en todo momento, debemos ser enormemente cuidadosos en la vigilancia de los niños. Ya se ocupará la justicia de encontrar responsables penalmente por la muerte de Tomasito y determinar quiénes fueron culpables, esto es, quienes debieron cuidarlo y no lo hicieron como debían. Por el momento, seamos sobreprotectores de los nuestros que es lo que la ley nos mandata hacer.
Eugenio Vásquez Cunsolo, profesor Derecho Civil UNAB y Camila Muñoz Vargas, a lumna Escuela de Derecho UNAB