"Piola": rap, adolescencia y migración en Quilicura
Netflix estrena la ópera prima de Luis Alejandro Pérez, quien retrata el Chile de hoy con frescura y un elenco entrañable.
El concepto de "porno miseria" fue acuñado por los cineastas colombianos Luis Ospina y Carlos Mayolo para referirse a cierta demagogia del cine latinoamericano a la hora de exhibir la pobreza de este lado del mundo a la medida de paladares extranjeros. Más allá de las características escenográficas y visuales de este tipo de operaciones, el miserabilismo cinematográfico suele implicar la presencia de personajes opacos y victimizados que responden a la mirada paternalista de los creadores.
El mayor mérito de "Piola", película chilena que el 12 de marzo desembarcará en Netflix, es su capacidad para retratar la marginalidad sin caer en la "porno miseria". Esto gracias a unos personajes entrañables y llenos de energía que deben lidiar con los sinsabores de su entorno. No se trata de la pobreza extrema de las villas miserias, sino que de los territorios precarios de la clase media carenciada que también retrató "Perro muerto" (Camilo Becerra, 2010), otra película independiente grabada en Quilicura. La exclusión de los personajes es múltiple: generacional, territorial, cultural, legal, incluso racial. Lo interesante es que el debutante Luis Alejandro Pérez evita la denuncia obvia para privilegiar el estudio de un par de adolescentes en proceso de cambio.
Martin (Max Salgado) es rapero, tiene conflictos con sus padres y se siente asfixiado en el espacio reducido en el que vive. Charlie (René Miranda, "Volantín cortao") trabaja en una cadena de comida rápida y debe lidiar con la paternidad. Sol (Ignacia Uribe, "Mala junta") busca a su perro perdido, trata de entenderse con su madre y padece las consecuencias emocionales de ser amante de un tatuador mayor que ella. Son vidas que se entrelazan en un relato coral que refleja el Chile de hoy, el país de las desigualdades, los prejuicios, el "progreso" y la migración (el elenco cuenta con la presencia del actor haitiano Steveens Benjamin, a quien ya vimos en "Perro bomba").
Luis Alejandro Pérez maneja la tensión con habilidad. Los actores brillan con una espontaneidad refrescante, lejos de cualquier tipo de muletilla actoral. Y la panorámica creada nos permite vislumbrar diversos temas sin las camisas de fuerza de los discursos. Esta es una película sobre la falta de oportunidades, el crecimiento, la represión policial, la amistad, la sobrevivencia, la búsqueda de un lugar en el mundo y muchos otros asuntos. Es una cinta sobre todo y nada a la vez. Una obra que conecta con las demandas sociales del último tiempo sin ser proselitista. Pérez no trata de convencernos de nada. Así y todo no quedaremos incólumes luego de este paseo por el lado abandonado de la ciudad.
"Piola" es también una película desprejuiciada formalmente, tan deudora de cierto cine independiente basado en la juventud (la uruguaya "25 Watts", sin ir tan lejos) como de la estética del videoclip. Sería exagerado decir que marca un hito dentro del cine chileno, aunque ciertamente ilumina el camino para los posibles retratos de una generación.
La película chilena "Piola" se estrenará este 12 de marzo en Netflix.
En resumen
"Piola" se suma a "El Agente Topo", otro estreno chileno en Netflix.
Por Andrés Nazarala R.
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