Alerta por "barreteo" y daño al ecosistema marino
Chañaral de Aceituno y otros sitios pueden estar viviendo una depredación irremediable con el huiro, que realiza una función similar a los bosques en la tierra. Especies están siendo amenazadas. El huiro cumple un rol invisible, pero esencial en la biodiversidad marina como también en el cambio climático. Lamentablemente frenar estas acciones es difícil en el corto plazo.
El "barreteo", como se le conoce a la extracción de algas con herramientas es una actividad ilegal, que lamentablemente sigue presente y que está provocando un grave daño al ecosistema marino.
Las advertencias son constantes, pero una parte de trabajadores del mar hacen oídos sordos, tal cual pasa con la veda del loco y tal cual pasa en otras actividades, donde predomina la explotación de recursos.
Parece que ya es hora de establecer parámetros de la afectación de este recurso, dado que no hay conciencia ni dimensión de que se trata de una especie de "bosque" del océano, donde especies como los pingüinos de Humboldt podrían sufrir por la baja de la cantidad de peces que buscarán en alimentos en otras zonas.
Y bajo esa lógica, tal cual hay campañas, denuncias y reclamos por árboles a lo largo del mundo, en otros puntos hay animales que necesitan que esta brutal "mano del hombre" se detenga.
El gran "pero" parece ser los más de 4 mil kilómetros de costa. Lamentablemente a pesar que Sernapesca trabaja en incautaciones y fiscalizaciones, no parecen ser suficientes y en eso, pareciera que no queda mucho por hacer dado las limitantes que tiene esta y otras entidades en un mundo donde se prioriza lo que pasa en la tierra por sobre lo que pasa en el mar.
El escenario puede ser muy complicado. La extracción de esta alga parda ya es una forma diaria de subsistir para miles de trabajadores del mar en Chile y cambiar su dinámica, parece ser imposible dada la liviandad con la que generalmente se mira este tema.
Junto a esto plantear hoy un plan más robusto de fiscalizaciones no es prioridad y, en el marco de la pandemia, la protección de estos recursos está quedando en una especie de "último vagón".
Sin estos bosques submarinos las especies desaparecerán o simplemente emigrarán, a lo que se suma el impacto en el cambio climático, dado que esta macroalga junto a otras como cochayuyos capturan cientos de miles de toneladas de carbono. Parece necesario frenar las acciones de personas que ciertamente necesitan un sustento, pero que se deben sumar a una cadena de valor más amplia que lo productivo. No está en juego cualquier tema, sino que la biodiversidad marina y en un largo plazo, podría estar en juego la integridad humana.