Hace un año el mundo nos enviaba las primeras señales de que se venían cambios y grandes desafíos a raíz del Covid-19. Las personas, las organizaciones y las industrias vieron en jaque sus planes y forma de vida.
Para los emprendedores y emprendedoras no fue diferente. Estos nuevos tiempos requieren un perfil acorde que responda a las actuales necesidades del país, donde el triple impacto y la equidad de género serán la base para construir el Chile que queremos. Este paradigma que terminó de mostrar su urgencia con la pandemia, los sitúa como personajes claves en la reactivación económica mediante la creación de negocios eficientes, innovadores y sostenibles, con foco social y ambiental.
Estas son algunas de las temáticas que queremos desarrollar a través de la plataforma Un Nuevo Equilibrio (UNE), donde empresarios y emprendedores buscamos poner en común iniciativas concretas que aporten a la construcción de una nueva relación de la empresa con la sociedad. Construir empresas de estas características no es sencillo, y para lograrlo, todos los que formamos parte del ecosistema debemos generar soluciones, entendiendo que el concepto de "personas al servicio de las empresas" cambió a "empresas al servicio de las personas".
Y aunque durante 2020 las decisiones estuvieron enfocadas en salir airosos de los miles de desafíos, hubo grandes aprendizajes. Como emprendedores tenemos la misión de crear políticas internas que tengan en primera línea a los trabajadores, que generen contrataciones, modos de trabajo inclusivos, descentralicen los recursos y que potencien el empleo femenino que se vio afectado por la pandemia con cifras que representan un retroceso de 10 años.
Pero también debe existir un trabajo conjunto entre el mundo privado y público, con políticas que vayan por esta línea y que apoyen a los emprendedores a tener mayores herramientas de crecimiento, ya que según un estudio de Endeavor Research las principales trabas para las Scale-ups son el capital de riesgo y la regulación, y se evidencia que el ticket promedio de inversión local en este tipo de firmas es 50% menor que en Latinoamérica. Además, pagan impuestos como grandes empresas, antes de serlo.
Por otro lado, se necesita inversión. Por eso es importante empezar a barajar las posibilidades de crear beneficios tributarios para que entidades, personas naturales e incluso AFPs inviertan en empresas con potencial de escalabilidad, impulsando su crecimiento, internacionalización e impacto en la economía del país.
Las Start-ups y las Scale-ups -empresas lideradas en su mayoría por jóvenes- cuentan con una mentalidad de inclusión, de comunidad y de colaboración, que en complemento al uso de tecnología y la innovación generan beneficios para la comunidad. Chile necesita volver al equilibrio económico y para alcanzar el desarrollo hay que darle una mano al emprendimiento.
Daniela Lorca
CEO Babytuto y socia fundadora de Un Nuevo Equilibrio