El 26 de enero se celebró en el mundo el Día de la Educación Ambiental. Una fecha especial en la que debemos ser capaces de vislumbrar que ésta no es exclusiva de las salas de clases, sino que, por el contrario, es una disciplina que nos toca a todos de manera transversal y cuyo propósito es crear conciencia en todas las personas sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y proteger la flora y la fauna de sus localidades.
En nuestra región de Atacama, nos falta por avanzar en estas materias, en particular entre la población adulta. Los niños y estudiantes de nuestras escuelas, con apoyo de la Seremi de Medio Ambiente, están incorporando desde la más temprana edad hábitos y costumbres armónicos con el cuidado del medio ambiente y el reciclaje.
Sin embargo, basta recordar a la infinidad de turistas y veraneantes que ingresan con sus autos a las playas y humedales de nuestra región, dejando a su paso una estela de colillas de cigarrillos, latas de bebidas y otros desperdicios, para ilustrar sobre la titánica tarea que queda por delante para que la educación ambiental logre permear el modo de vida de nuestra comunidad atacameña.
Hoy día, cuando enfrentamos una crisis climática y además, una crisis sanitaria tan profunda, la educación ambiental juega un rol fundamental en la solución de ambos problemas. Por una parte, en los compromisos individuales y colectivos que debemos tomar para hacer frente al cambio climático, y también, en la generación de nuevas conductas más respetuosas y solidarias con las especies con las cuales convivimos.
En nuestro país, el Ministerio del Medio Ambiente desarrolla múltiples programas relacionado con educación ambiental. Tanto en el trabajo que realizamos con los establecimientos educacionales, que ha permitido que mas de 2.000 centros educativos se encuentren certificados, como en la labor con los municipios para incorporar prácticas y políticas de gestión ambiental, así como a través del Fondo de Protección Ambiental.
Nuestro país está dando nuevos pasos en el camino del desarrollo sustentable. Este es un aprendizaje que, sobre todo, está marcado con mayor fuerza en las nuevas generaciones, quienes entienden que la vida en el planeta no es gratuita y que tenemos el deber de cuidar y respetar.
Guillermo Ready
Seremi de Medio Ambiente