La ficción de las encuestas
Los números, tendencias y proyecciones de las encuestas firman certificados de nacimiento y defunción de proyectos políticos. Un 7% o un 33%, puede equivaler al desahucio de un periodo presidencial.
La percepción de poco más de mil personas entrevistadas tiene el poder de revocar gobiernos, porque las cifras, se presentan como verdades o post-verdades y se apropian de la apariencia de la realidad social, de lo que pensamos todos.
Ofrecer datos con certificación de realidad, para que candidaturas soñadas se transformen en ficticias y, sondeos mediante, en realidad social; no importa que sean 300 o 400 personas de una base de datos desconocida ¡Esa es la magia particular del material narrativo que proveen estos estudios!
Una pregunta es una manera de fijar la mirada, un sesgo razonable, una forma honesta de observar. Pero, no existen preguntas objetivas si preguntar es elegir algunos aspectos por sobre otros.
Preguntar es destacar y, por eso, las respuestas siempre estarán ancladas a las preguntas, aunque a veces las respuestas se rebelen. Quizás sea mejor preguntarse más por las preguntas que se hacen y menos por las respuestas que se dan; más por la ficción que están construyendo los sondeos que por los números que arrojan.
Fernando Cruz, sociólogo
La violencia intrafamiliar tiene rostro de mujer
A 15 años de la ley sobre Violencia Intrafamiliar urge comprender -tanto por parte de la sociedad como por las instituciones- el problema de género que envuelve, asumiendo que más que ser un problema social generalizado, tiene víctimas claras y ellas tienen rostro de mujer.
Desde el discurso sociopolítico es imperativo que los organismos que ejercen poder en el Estado presten atención a las demandas que los movimientos de la sociedad civil han puesto sobre la mesa, cuestionando paradigmas establecidos socialmente por el patriarcado. Es necesario que los organismos del Estado comprendan que no hay algo más importante que proteger que la vida de las mujeres, ello exige un trato preferente y especializado.
Estamos en un contexto diferente a cuando se redactó la ley, hay nuevas situaciones de violencia intrafamiliar, principalmente en relaciones jóvenes; cómo el uso de redes sociales el que permite generar nuevos escenarios de preocupación, de exceso de control, limitación de contactos, exigencias con respecto a la ubicación y demás, que son expuestas como supuestas muestras de preocupación, pero que no son más que manifestaciones de la misma violencia.
Con una norma vigente en Chile que declara, como objetivo de su existencia el prevenir, sancionar y erradicar la violencia intrafamiliar, es imperativo proponer reformas y mejoras que se vuelven imprescindibles a partir de los estudios que intentan aportar a la discusión, y con ello, a través del conocimiento, mejorar la calidad de vida de la sociedad completa, librándola de la violencia, de la agresión y de la muerte de mujeres.
Es tiempo de asumir la triste y preocupante realidad: que a la mujer se le agrede y asesina por ser mujer, situación que no vivencian los hombres, y es ese enfoque de género debe guiar la discusión.
Nicolás Ibáñez, profesor de Derecho Civil y Familia U. Autónoma
COVID en la mira
El retroceso por la nueva ola se debe principalmente al relajo frente al COVID. Cuando se autorizó la reapertura parcial de los restaurantes se cometió un grave error por omisión que puede haber incidido en esta conducta. En esa instancia se debió exigir y generar la cultura de "si usted come no hable y si habla hágalo con la mascarilla puesta". Recuerdo que tan grande era el deseo de sentarnos a compartir una mesa en algún restaurante, que habríamos aceptado cualquier condición. La apertura sin dicha exigencia, ha derivado en que actualmente sentarse a la mesa es sinónimo de transportarse a otra realidad sin COVID. Aparte de sumar algunos contagios por la cercanía que se encuentran unos frente a otros sin mascarilla, se produjo un mal mayor que es el sentimiento de que ya no es tan necesario cuidarse, no sólo en los restaurantes sino que en todo lugar.
Hay que enmendar, sobre todo ahora con los permisos para veranear sin saber que índices tendremos la próxima semana después de las fiestas de año nuevo.
Otra mala costumbre que se está popularizando es el reemplazo de la mascarilla por el escudo facial. El escudo no reemplaza la mascarilla y sólo es un complemento de relativa utilidad. Su uso es conveniente cuando se está muy cerca de otras personas como ocurre en los hacinamientos del metro y forcejeos para salir o entrar al carro. Si por ejemplo, se viaja en auto sin renovación del aire, de nada sirve el escudo facial. En estas situaciones extremas, inclusive las mascarillas pueden ser insuficientes, porque a diferencia de lo que se comenta, el aire húmedo cargado de virus que expele una persona infectada no cae, queda en el aire. Por eso lo más importante es ventilar, ventilar y ventilar.
Migue Paúl Latorre