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Además, "en enero de 2020 otro informe de un perito canónico, concluyó también la verosimilitud de los hechos y propuso como medida disciplinar que el sacerdote volviera a su diócesis de origen, Valencia, España, y que fuera el obispo de dicha diócesis quien determinara las medidas necesarias a aplicar. En octubre de este año se cerró el caso con un decreto del obispo de Copiapó, donde se aplicaron al sacerdote restricciones en su ejercicio ministerial y se le indicó que tenía que volver a su diócesis de origen, Valencia, y someterse a las medidas de su obispo".
Obispo
Respecto al agradecimiento de las personas por la labor del sacerdote y las razones de su salida, el obispo Ricardo Morales señaló que "efectivamente el padre Juan Pedro es una persona reconocida, admirada en su lucha y compromiso por la Defensa de Derechos Humanos, eso es algo innegable que no podemos sino alabar. En tiempo en que la iglesia tenía que dar una respuesta esa respuesta se dio en la defensa y dignidad de la persona humana. Al momento de llegar a la diócesis me enteré de una investigación previa que se había iniciado en octubre de 2019 por acusaciones de una persona que denunciaba abusos sexuales respecto del padre Juan Pedro, es un varón mayor de edad".
La denuncia la presentó en la diócesis y comenzó una investigación que consideró los hechos verosímiles. Además, en enero de 2020 se solicitó un anexo de esta investigación con la opinión de un perito que "concluyó también que los hechos eran verosímiles y había responsabilidad del sacerdote. Ha habido permanente contacto con la víctima de estos abusos, se le ha ofrecido ayuda sicológica, acompañamiento espiritual, yo me he entrevistado con ella también y se le ha dado la posibilidad que recurra a la Fiscalía, la que no efectuó para no exponerse públicamente"
Respecto a la partida de Cegarra, explicó que decidió cerrar la investigación y considerar los antecedentes que recomendaban que volviera a la diócesis de Valencia y se sometiera a un acompañamiento "espiritual, sicológico".
Cuando cerró la investigación, se establecieron algunas medidas disciplinarias, como que él no debía celebrar la eucaristía y sacramentos públicamente, esto ocurrió durante la pandemia.
Respecto a la víctima, "había participado en una parroquia, esta persona se acercó, también la mamá. Hoy como sabemos, cualquier denuncia debe ser investigada con los cánones que la iglesia tiene".
Cuestionamientos
Consultado, sobre qué le diría a quienes consideran que esto es impensado, el obispo manifestó que "entiendo el dolor y la sorpresa. No pido que se comprenda las decisiones que se tomaron sino que se respeten, se han seguido los protocolos de la iglesia, se actuó como la iglesia pide en estos casos. Una de las cosas que se le critica a la iglesia es que no haya investigado situaciones de denuncia. La iglesia en Chile está muy clara que más allá de la persona hay hechos que se cometieron que son graves, acá estamos hablando un tema con un adulto, no obstante los hechos se acreditaron".
Finalmente, expresó que "pediría la mirada de fe, en saber que la iglesia hizo lo que tenía que hacer. Nadie niega ni un segundo el trabajo hermoso que hizo, creo que en definitiva hay que valorar y quedarse con eso que fue bueno, positivo. Pero eso no es obstáculo para decir el padre realizó algo que no correspondía".
El obispo señaló que informó a religiosas, sacerdotes, comunidades parroquiales y ha conversado con quienes se han acercado para preguntar por la partida del párroco.
El sacerdote
En tanto, el sacerdote Juan Pedro Cegarra señaló a Diario Atacama que "lo que se cuenta del relato es falso, me están calumniando. Lo que yo conozco es la existencia de un relato cuyo contenido ignoro, la parte que se me ha dicho es falsa. Yo lo conocí en 2017, le ayudé para que iniciara un emprendimiento, yo no abusé de él. Cuando dicen que ha habido un abuso es falso, me están difamando".
1 año y 4 meses han transcurrido respecto de los antecedentes que recibieron en la diócesis respecto a la denuncia de un joven por abuso sexual.
1972 fue el año en que el sacerdote Juan Pedro Cegarra llegó a Copiapó y tras el golpe fue un férreo defensor de los Derechos Humanos.