Un Padre solidario
En marzo 1982, la autoridad militar dispuso la detención y relegación al norte del país, a cinco jóvenes universitarios, acusándolos de pintar propaganda contraria al gobierno. Esto motivó una declaración de la Iglesia Católica de Punta Arenas, protestando contra los métodos empleados por los servicios de seguridad. Los hermanos Claudio y Pedro Haro Díaz (19 y 26 años, relegados a Quillagua y Tierra Amarilla); Griselle Monge (23 años, relegada a Inca de Oro); Mauricio Ulloa (19 años, relegado a Sierra Gorda) y Juan Carlos Godoy Calixto (relegado a Paihuano). Godoy Calixto había sido secuestrado por encapuchados desde su casa. Don Pedro Haro Elgueta, profesor, cinco hijos, vecino de Punta Arenas, cuando los estudiantes y sus dos hijos, fueron relegados al norte por el Ministerio del Interior, se enteró que habían sido enviados a más de 3.000 kilómetros de sus hogares. Las familias de los afectados conversaron con el obispo y pusieron los recursos de amparo. Don Pedro expresó ¡esto es una injusticia!, ¡no tengo la mínima duda que esto es injusto!. El padre de Claudio y Pedro, viajó al norte, él iba cargado de recados e inquietudes. Entre éstas, preocuparse de Griselle, cuyo padre uniformado, reaccionó airadamente cuando supo lo sucedido; de Mauricio, cuya madre estaba enferma y en precaria situación económica que, impide a su padre viajar; de su hijo Pedro, con una afección a la columna, que se agravó por los malos tratos recibidos durante su detención. Don Pedro, quería ver cómo los estudiantes habían solucionado los problemas básicos de alojamiento, comida y mantención. En el día de la solidaridad (18 agosto), recordando a don Pedro Haro Elgueta, por el largo viaje realizado, para encontrarse con las jóvenes víctimas.
Derico Cofré
El Patroncito
Señor director: El 18 de agosto del año 1952 el Padre Alberto Hurtado dejó este mundo para iniciar el viaje hacia la eternidad, un cáncer terminó con la vida terrenal de este gran hombre que vivió el amor a Dios y al prójimo de una manera extraordinaria.
Nos dejó su camioneta verde para seguir buscando y transportando a tantos hombres y mujeres sufrientes abandonados bajos los puentes y calles para llevarlos a un hogar donde se sintieran acogidos y tratados como personas dignas de amor, respeto y solidaridad, en estos hombres y mujeres el Padre Hurtado descubría el rostro del Cristo Sufriente coronado de espinas.
Dejó un hogar para miles de cristos esparcidos a lo largo y ancho de Chile, que habitualmente tenían como techo el cielo estrellado y como cama el duro suelo, cubiertos con andrajos y viviendo la soledad del abandono…Alberto Hurtado creó un hogar para los cristos actuales que continúan con el via crucis por nuestras ciudades y que muchas veces los transformamos en seres invisibles…el Padre Hurtado contemplaba en ellos a el mismo Jesús.
Luchó por la justicia, se comprometió con los trabajadores y trabajadoras porque era muy conciente que una sociedad justa contribuye a una convivencia mas humana y fraternal en armonía con la voluntad de Dios.
Quise titular este escrito "El Patroncito", porque era el trato cariñoso que Alberto Hurtado le daba a las personas humildes, este sacerdote jesuita estaba al servicio de sus "patroncitos"…
Un cáncer terminó con su vida y en su convalecencia no dejaba de pedir a sus amigos y colaboradores que no descuidaran el servicio a los mas pobres.
El Congreso de Chile el año 1994 instituyó como Día nacional de la Solidaridad el 18 de agosto realizando un merecido homenaje a este gran chileno que vivió plenamente el evangelio de Jesús.
El Padre Alberto Hurtado Cruchaga fue canonizado en octubre del año 2005 transformándose en San Alberto Hurtado y su festividad es el día de su pascua hacia el Padre Dios…18 de agosto. Esperó la muerte con la paz de aquel que se esmeró en vivir cada día al servicio de los demás y cuya vida fue la mejor manifestación del amor a Dios y al prójimo esa entrega generosa al servicio de los más humildes.
"La vida nos ha sido dada para buscar a Dios, la muerte para encontrarlo, la eternidad para poseerlo". Padre Alberto Hurtado
Miguel Angel Aguirre, Chañaral
Plebiscito de octubre
Se avecina el mes de octubre y el plebiscito constitucional. Con estupor hemos visto las aglomeraciones en nuestras ciudades que hace suponer que, lamentablemente, y espero no sea así, tendremos un rebrote del COVID. El proceso constituyente es un acto que cobra una importante relevancia en la vida social y política de nuestro país por todo lo que una Constitución significa e implica en nuestra sociedad. Es por lo anterior que debemos preguntarnos ¿Exisitiran las condiciones para ejercer nuestro derecho a voto durante esta pandemia? ¿Las personas de la tercera edad y de grupos de riesgos estarán en condiciones de sufragar sin temor a contagiarse? Es de toda lógica que un proceso de esta relevancia debe tener la mayor participación de la ciudadanía posible y que asegure un sufragio personal, igualitario y secreto.
Carlos Sebastián Castro, abogado